Emmmh... Hola Yuuko ^^
Aquí empezamos
Cada una va posteando su parte, simple!
Yo creo que ocuparé distintos personajes, pero después veremos jajaja
Aquí empezamos
Cada una va posteando su parte, simple!
Yo creo que ocuparé distintos personajes, pero después veremos jajaja
Chiai sentía el viento rozar bajo sus alas. Perdía cada cierto tanto el equilibrio, balanceándose hacia un lado, e incluso, dando vueltas y giros erráticos en medio del aire.
Su ala derecha le dolía un montón. Sentía una especie de frío en la base, donde se podía adivinar una herida tras las vendas ensangrentadas. Había hecho lo posible por tratar un poco la herida, pero el tiempo se acababa y no tenía dónde huir.
Miró detrás suyo.
A unos cien metros, aproximadamente diez dragones se acercaban rápidamente hacia ella, reduciendo la distancia, para tratar de alcanzarla. Lamentablemente, con su herida, no había mucho que pudiera hacer. Su velocidad de vuelo, que normalmente era impresionante, se veía reducida a movimientos y aleteos torpes y cansados.
Volvió la vista hacia adelante. Se acercaban a una tormenta de arena. Seguramente estaban entrando ya al territorio de la Tierra: Dragonhome.
Si paraba el vuelo, la atraparían en cuestión de tiempo. Si se dirigía hacia la tormenta... había una alta posibilidad de morir. No necesitó pensarlo dos veces para tomar una decisión: con sus fuerzas hasta el límite, extendió y puso rígidas sus alas, para que la corriente de aire la llevara. Emitió un pequeño grito de dolor al sentir la presión sobre la herida, pero se mordió la lengua al instante. Comenzaba a sentir un sudor frío recorrer su cuerpo, gracias a la fiebre.
La corriente de aire se hacía cada vez más intensa. Lo peor es que no era solo eso: la arena también estaba haciendo mella en ella, cansandola diez veces más rápido.
Miró a sus espaldas una vez más: los dragones aún seguían persiguiéndola. Sonrió, con cansancio.
Era de esperarse.
Abrazó con más fuerza el bolso que llevaba entre sus cortas manos, como si la vida se le fuera en ello. No estaba muy lejos de eso, la verdad. Tenía que librarse de esos dragones a toda costa. Tenía que llevar el bolso... Tenía que hacerlo.
La tormenta de arena ya estaba encima de ella. Pronto, no pudo ver nada.
Pareciera que alguien hubiera apagado las luces.
Sonrió ante su estúpido pensamiento. El viento la arrastró por todo el lugar. Se cruzó en bolso, amarrándolo lo mejor que pudo a ella.
Se dejó llevar por la violenta corriente, perdiendo la consciencia entre los alaridos de los dragones que habían tratado de atraparla.
Su ala derecha le dolía un montón. Sentía una especie de frío en la base, donde se podía adivinar una herida tras las vendas ensangrentadas. Había hecho lo posible por tratar un poco la herida, pero el tiempo se acababa y no tenía dónde huir.
Miró detrás suyo.
A unos cien metros, aproximadamente diez dragones se acercaban rápidamente hacia ella, reduciendo la distancia, para tratar de alcanzarla. Lamentablemente, con su herida, no había mucho que pudiera hacer. Su velocidad de vuelo, que normalmente era impresionante, se veía reducida a movimientos y aleteos torpes y cansados.
Volvió la vista hacia adelante. Se acercaban a una tormenta de arena. Seguramente estaban entrando ya al territorio de la Tierra: Dragonhome.
Si paraba el vuelo, la atraparían en cuestión de tiempo. Si se dirigía hacia la tormenta... había una alta posibilidad de morir. No necesitó pensarlo dos veces para tomar una decisión: con sus fuerzas hasta el límite, extendió y puso rígidas sus alas, para que la corriente de aire la llevara. Emitió un pequeño grito de dolor al sentir la presión sobre la herida, pero se mordió la lengua al instante. Comenzaba a sentir un sudor frío recorrer su cuerpo, gracias a la fiebre.
La corriente de aire se hacía cada vez más intensa. Lo peor es que no era solo eso: la arena también estaba haciendo mella en ella, cansandola diez veces más rápido.
Miró a sus espaldas una vez más: los dragones aún seguían persiguiéndola. Sonrió, con cansancio.
Era de esperarse.
Abrazó con más fuerza el bolso que llevaba entre sus cortas manos, como si la vida se le fuera en ello. No estaba muy lejos de eso, la verdad. Tenía que librarse de esos dragones a toda costa. Tenía que llevar el bolso... Tenía que hacerlo.
La tormenta de arena ya estaba encima de ella. Pronto, no pudo ver nada.
Pareciera que alguien hubiera apagado las luces.
Sonrió ante su estúpido pensamiento. El viento la arrastró por todo el lugar. Se cruzó en bolso, amarrándolo lo mejor que pudo a ella.
Se dejó llevar por la violenta corriente, perdiendo la consciencia entre los alaridos de los dragones que habían tratado de atraparla.
Los días eran secos y soleados como de costumbre en los territorios de la tierra.
Era inusual encontrar vida vegetal o agua en otros lugares que no sean aquellos custodiados por los miembros del clan. Tanta sequía los volvía una comunidad rígida y reglamentada, preocupada únicamente del bien de sus miembros
Taiyou recostado sobre una roca, sentía como los cálidos rayos del sol acariciaban sus grandes alas color arena, mientras observaba con pereza a su seco alrededor en Dragonhome.
Él era uno de los guerreros más fuertes del clan, por lo que se encontraba en una posición mucho más elevada que el resto, pese a su corta edad. Muchos lo consideraban un prodigio desperdiciado. Ya que su actitud arrogante y perezosa lo hacían ser repudiado por sus compañeros.
Estaba cansado de su vida en ese lugar. Todos los días eran rutinarios y fastidiosos. Eran pocos los momentos en que podía holgazanear sin que lo obligaran a hacer alguna misión dentro del territorio o uno que otro trabajo molesto.
El enorme dragón carmesí solo deseaba algo de emoción a su existencia. Desde pequeño siempre soñó con explorar el mundo y tener aventuras. Sin embargo, ahora solo estaba atrapado en ese lugar lleno de piedras.
Levanto su cabeza para observar el ancho cielo y suspiró con resignación.
No había nada que hacer, estaba ligado al clan por el resto de su vida.
Era inusual encontrar vida vegetal o agua en otros lugares que no sean aquellos custodiados por los miembros del clan. Tanta sequía los volvía una comunidad rígida y reglamentada, preocupada únicamente del bien de sus miembros
Taiyou recostado sobre una roca, sentía como los cálidos rayos del sol acariciaban sus grandes alas color arena, mientras observaba con pereza a su seco alrededor en Dragonhome.
Él era uno de los guerreros más fuertes del clan, por lo que se encontraba en una posición mucho más elevada que el resto, pese a su corta edad. Muchos lo consideraban un prodigio desperdiciado. Ya que su actitud arrogante y perezosa lo hacían ser repudiado por sus compañeros.
Estaba cansado de su vida en ese lugar. Todos los días eran rutinarios y fastidiosos. Eran pocos los momentos en que podía holgazanear sin que lo obligaran a hacer alguna misión dentro del territorio o uno que otro trabajo molesto.
El enorme dragón carmesí solo deseaba algo de emoción a su existencia. Desde pequeño siempre soñó con explorar el mundo y tener aventuras. Sin embargo, ahora solo estaba atrapado en ese lugar lleno de piedras.
Levanto su cabeza para observar el ancho cielo y suspiró con resignación.
No había nada que hacer, estaba ligado al clan por el resto de su vida.
El calor que sentía era insoportable.
Inspiró sofocadamente, tratando de agarrar la mayor cantidad de aire posible. No estaba acostumbrada a los ambientes tan calurosos cómo estos, pero en realidad ese no era el problema.
Enfocó la vista lentamente, para darse cuenta de que estaba acostada sobre una tela que parecía hecha de ramas secas. Cuando pudo por fin poner su mente a trabajar, se dio cuenta de su situación. Un sentimiento de angustia surgió en ella. Intentó, como un acto de reflejo, extender sus alas, pero al sentir un agudo dolor en el lado derecho no pudo más que emitir un lastimero quejido.
Intentó, también sin éxito, ponerse de pie o al menos moverse, pero todo su cuerpo dolía un montón.
Unas lágrimas comenzaron a caer en su rostro, de frustración, cuando recordó la mirada decidida que Nami le había dado antes de partir. Recordar el cuerpo gravemente herido de Satoru hizo que el llanto simplemente creciera. No sabía que hacer. No sabía dónde estaba. Ni cuánto tiempo quedaba.
El sonido de fricción de dos rocas hizo que sus quejidos pararan de golpe. Dirigió su vista al frente, todavía con lágrimas, viendo como un Imperial se acercaba lentamente hacia ella, con una sonrisa ambigua.
- Recién despiertas y ya estás llorando. Hembras, quién las entiende.
La expresión sorprendida de su rostro hizo que el dragón carmesí extendiera más su sonrisa.
- Bienvenida a Dragohome, tierra oficial del aburrimiento.
Inspiró sofocadamente, tratando de agarrar la mayor cantidad de aire posible. No estaba acostumbrada a los ambientes tan calurosos cómo estos, pero en realidad ese no era el problema.
Enfocó la vista lentamente, para darse cuenta de que estaba acostada sobre una tela que parecía hecha de ramas secas. Cuando pudo por fin poner su mente a trabajar, se dio cuenta de su situación. Un sentimiento de angustia surgió en ella. Intentó, como un acto de reflejo, extender sus alas, pero al sentir un agudo dolor en el lado derecho no pudo más que emitir un lastimero quejido.
Intentó, también sin éxito, ponerse de pie o al menos moverse, pero todo su cuerpo dolía un montón.
Unas lágrimas comenzaron a caer en su rostro, de frustración, cuando recordó la mirada decidida que Nami le había dado antes de partir. Recordar el cuerpo gravemente herido de Satoru hizo que el llanto simplemente creciera. No sabía que hacer. No sabía dónde estaba. Ni cuánto tiempo quedaba.
El sonido de fricción de dos rocas hizo que sus quejidos pararan de golpe. Dirigió su vista al frente, todavía con lágrimas, viendo como un Imperial se acercaba lentamente hacia ella, con una sonrisa ambigua.
- Recién despiertas y ya estás llorando. Hembras, quién las entiende.
La expresión sorprendida de su rostro hizo que el dragón carmesí extendiera más su sonrisa.
- Bienvenida a Dragohome, tierra oficial del aburrimiento.
Pocas veces se podía ver algo ajeno a eso montones de piedras de Dragonhome. Sin embargo, algo sorprendente había ocurrido en esos instantes.
Tras haber escapado de sus superiores quienes querían enviarlo a una misión a quien sabe donde. Taiyou se escondió en un recóndito lugar que utilizaba situaciones de emergencia como aquella, es decir, cuando huía del trabajo.
Se sentía irritado por haber sido interrumpido en pleno descanso, por lo que decidió quedarse en ese lugar hasta que los miembros del clan se cansaran de buscarlo.
Sonrió victorioso al imaginar el enojo de sus superiores caundo se rindieran, y comenzó a caminar lentamente por el escondite. Hace no mucho tiempo había fabricado una cama de ramas secas para echarse una siesta de vez en cuando, por lo que decidió dormir un rato. No obstante, algo bloqueo su camino.
Frente a él se encontraba una desconocida espiral inconsciente, llena de heridas y que abrazaba firmemente un extraño bolso.
Taiyou comenzó a examinarla tranquilamente con la vista. Por sus rasgos, claramente no era para nada una miembro del clan, lo que era inusual de ver.
El enorme imperial suspiró exhausto al ver como las lesiones de esta sangraban sin cesar. Y comenzó a arrastrarla hasta su querido lecho de descanso.
Puede que sea un holgazán. Pero no dejaría a una pobre chica malherida abandonada.
Tras vendar cuidadosamente a la espiral. Se alejó unos cuantos pasos y se echó en el suelo para esperar que se despertara.
¿Quién sabe? Quizás algo interesante podría ocurrirle una vez que ella abriera sus ojos.
Tras haber escapado de sus superiores quienes querían enviarlo a una misión a quien sabe donde. Taiyou se escondió en un recóndito lugar que utilizaba situaciones de emergencia como aquella, es decir, cuando huía del trabajo.
Se sentía irritado por haber sido interrumpido en pleno descanso, por lo que decidió quedarse en ese lugar hasta que los miembros del clan se cansaran de buscarlo.
Sonrió victorioso al imaginar el enojo de sus superiores caundo se rindieran, y comenzó a caminar lentamente por el escondite. Hace no mucho tiempo había fabricado una cama de ramas secas para echarse una siesta de vez en cuando, por lo que decidió dormir un rato. No obstante, algo bloqueo su camino.
Frente a él se encontraba una desconocida espiral inconsciente, llena de heridas y que abrazaba firmemente un extraño bolso.
Taiyou comenzó a examinarla tranquilamente con la vista. Por sus rasgos, claramente no era para nada una miembro del clan, lo que era inusual de ver.
El enorme imperial suspiró exhausto al ver como las lesiones de esta sangraban sin cesar. Y comenzó a arrastrarla hasta su querido lecho de descanso.
Puede que sea un holgazán. Pero no dejaría a una pobre chica malherida abandonada.
Tras vendar cuidadosamente a la espiral. Se alejó unos cuantos pasos y se echó en el suelo para esperar que se despertara.
¿Quién sabe? Quizás algo interesante podría ocurrirle una vez que ella abriera sus ojos.
- ¿Dónde está el bolso? -interrogó a penas vio la figura del Imperial al frente suyo.
- ¿Qué?
La expresión furiosa de la espiral le dio un escalofrío. Sonrió.
- ¡¡¿DÓNDE ESTÁ EL BOLSO?!!
Aún en las condiciones horribles en que se encontraba, emitía un aura que podía espantar a cualquier desprevenido. Menos mal que Taiyou no era un dragón normal: la emoción de encontrar algo interesante era más importante.
- No recuerdo ningún bolso
Quería ver su reacción. Quería probarla un poco más.
La mirada escéptica que ella le dirigió le dejó claro sabía que estaba mintiendo.
- Sí que lo haces
- ¿Lees mentes o algo así?
- No
- ¿Entonces?
Chiai pareció pensarlo dos veces antes de contestar.
- Puedo sentir el olor del bolso en tu piel -hubiera reconocido la esencia de Nami en cualquier lugar.
Desconcierto. Esa el sentimiento que embargaba a Taiyou, pero que no habría podido describir.
- ¿Cómo-
- No tengo tiempo para explicaciones. Necesito irme. ¿Qué día...
- Alto ahí, tonta -interrumpió Taiyou- ¿Crees que te dejaré ir tan fácil, sin haberme dado las gracias si quiera?
Chiai le enseñó los dientes, molesta.
- No hagamos esto más difícil...
La espiral lo miró fijamente, congelando la escena. Un ruido proveniente de su estómago interrumpió el silencio.
- Que mal educado de mi parte. ¿Te apetece comer algo mientras me cuentas sobre ti? Si eres lo suficientemente interesante, creo que dejaré que te vayas...
Evaluó sus posibilidad, realmente, no podía hacer mucho en su estado.
- Está bien. Pero si no me dejas ir te mataré en cuando tenga oportunidad, tenlo claro.
- Intentalo -sonrió de oreja a oreja- Estaré esperando.
- ¿Qué?
La expresión furiosa de la espiral le dio un escalofrío. Sonrió.
- ¡¡¿DÓNDE ESTÁ EL BOLSO?!!
Aún en las condiciones horribles en que se encontraba, emitía un aura que podía espantar a cualquier desprevenido. Menos mal que Taiyou no era un dragón normal: la emoción de encontrar algo interesante era más importante.
- No recuerdo ningún bolso
Quería ver su reacción. Quería probarla un poco más.
La mirada escéptica que ella le dirigió le dejó claro sabía que estaba mintiendo.
- Sí que lo haces
- ¿Lees mentes o algo así?
- No
- ¿Entonces?
Chiai pareció pensarlo dos veces antes de contestar.
- Puedo sentir el olor del bolso en tu piel -hubiera reconocido la esencia de Nami en cualquier lugar.
Desconcierto. Esa el sentimiento que embargaba a Taiyou, pero que no habría podido describir.
- ¿Cómo-
- No tengo tiempo para explicaciones. Necesito irme. ¿Qué día...
- Alto ahí, tonta -interrumpió Taiyou- ¿Crees que te dejaré ir tan fácil, sin haberme dado las gracias si quiera?
Chiai le enseñó los dientes, molesta.
- No hagamos esto más difícil...
La espiral lo miró fijamente, congelando la escena. Un ruido proveniente de su estómago interrumpió el silencio.
- Que mal educado de mi parte. ¿Te apetece comer algo mientras me cuentas sobre ti? Si eres lo suficientemente interesante, creo que dejaré que te vayas...
Evaluó sus posibilidad, realmente, no podía hacer mucho en su estado.
- Está bien. Pero si no me dejas ir te mataré en cuando tenga oportunidad, tenlo claro.
- Intentalo -sonrió de oreja a oreja- Estaré esperando.
Con toda la lentitud que se le fue posible. Taiyou colocó diversas variedades de comida frente a la misteriosa espiral, mientras observaba con diversión la mirada asesina que esta le brindaba.
- ¿Por qué no me dices cómo te llamas antes que todo?- le preguntó mientras devoraba la carne que estaba junto a él.
- No antes de que me digas el tuyo
El imperial volvió a sonreír con arrogancia. Se encontraba realmente fascinado con la pequeña diversión con la que se encontró por casualidad. Se sentía muy curioso con respecto a esa extraña forastera que parecía que en cualquier momento saltaría a atacarlo. Por lo que quiso fastidiarla un poco más, y espero un rato antes de contestarle.
- Me llamo Taiyou, y como puedes ver soy solo un indefenso miembro del clan de la tierra ¿Y tú?
- Chiai.
- Y bien Chiai ¿Qué te trae por estos aburridos lugares y con semejantes heridas?
- No tengo porque responderte.
Taiyou sonrió nuevamente ante la respuesta, y con tono arrogante, casi burlesco, le contestó.
- Creo que olvidas que eres tu eres la única quien quiere ese bolso ¿No es así? Por lo tanto, sé buena y responde mis preguntas.
Chiai perdía cada vez más la paciencia. Sin embargo, sus heridas limitaban sus movimientos, por lo que se resignó a vigilar con cautela cada movimiento del imperial. Quien por su parte, solo esperaba con cierta emoción, las reacciones y respuestas de la espiral.
- ¿Por qué no me dices cómo te llamas antes que todo?- le preguntó mientras devoraba la carne que estaba junto a él.
- No antes de que me digas el tuyo
El imperial volvió a sonreír con arrogancia. Se encontraba realmente fascinado con la pequeña diversión con la que se encontró por casualidad. Se sentía muy curioso con respecto a esa extraña forastera que parecía que en cualquier momento saltaría a atacarlo. Por lo que quiso fastidiarla un poco más, y espero un rato antes de contestarle.
- Me llamo Taiyou, y como puedes ver soy solo un indefenso miembro del clan de la tierra ¿Y tú?
- Chiai.
- Y bien Chiai ¿Qué te trae por estos aburridos lugares y con semejantes heridas?
- No tengo porque responderte.
Taiyou sonrió nuevamente ante la respuesta, y con tono arrogante, casi burlesco, le contestó.
- Creo que olvidas que eres tu eres la única quien quiere ese bolso ¿No es así? Por lo tanto, sé buena y responde mis preguntas.
Chiai perdía cada vez más la paciencia. Sin embargo, sus heridas limitaban sus movimientos, por lo que se resignó a vigilar con cautela cada movimiento del imperial. Quien por su parte, solo esperaba con cierta emoción, las reacciones y respuestas de la espiral.
Chiai tomó uno de los insectos y lo llevó lentamente a su boca, haciendo un esfuerzo monumental por comer. Realmente estaba agotada, y no le extrañaba, ya que desde que la habían encontrado en el Laberinto Viridiano, zona de la naturaleza, no había comido nada, escapando hora tras hora. Habían pasado por lo menos dos días de que comía un bocado.
Agradeció mentalmente la comida, aunque a este paso, seguro terminaba en otros dos días de comer.
- ¿Todavía te duele mucho? -Taiyou se echó otro pedazo de carne a la boca, pareciendo más bien indiferente, contrario al tono de su pregunta.
- Algo así
- Deja de ser tan arrogante
- No soy arrogante -Chiai replicó, dejando por un minuto de observar la comida.
Silencio.
- Muy bien. Soy arrogante. ¿Qué más quieres? Un completo extraño me está reteniendo en lugar que no conozco, ¡no sé cuánto tiempo me queda, ni-!
- Antes que todo, cálmate. Yo no... no planeo hacerte nada.
La mirada desconfiada hizo que Taiyou suspirase. Admitía que la situación era extraña, pero sólo pedía un poco de confianza. ¿Tan difícil era obtener su momento de diversión?
- Estoy aburrido. Eso es todo.
- ¿Aburrido?
- Aquí siempre es lo mismo. Todos los días. Arena. Desierto. Sol. Es aburrido.
Chiai pareció nostálgica ante el comentario.
- ¿Te hice recordar algo?
- Nada importante
Taiyou, sonrió, interesado en la actitud más relajada que Chiai parecía estar adoptando ahora. Parecía un buen momento para comenzar a interrogarla.
- Entonces, Chiai, ¿responderás mi pregunta inicial?
- ¿Cuál era tú estúpida pregunta?
Su sonrisa de oreja a oreja hizo que Chiai también sonriera, ciertamente divertida y extrañada ante tan raro espécimen.
- Yo... Quiero salvar a mi amigo.
Agradeció mentalmente la comida, aunque a este paso, seguro terminaba en otros dos días de comer.
- ¿Todavía te duele mucho? -Taiyou se echó otro pedazo de carne a la boca, pareciendo más bien indiferente, contrario al tono de su pregunta.
- Algo así
- Deja de ser tan arrogante
- No soy arrogante -Chiai replicó, dejando por un minuto de observar la comida.
Silencio.
- Muy bien. Soy arrogante. ¿Qué más quieres? Un completo extraño me está reteniendo en lugar que no conozco, ¡no sé cuánto tiempo me queda, ni-!
- Antes que todo, cálmate. Yo no... no planeo hacerte nada.
La mirada desconfiada hizo que Taiyou suspirase. Admitía que la situación era extraña, pero sólo pedía un poco de confianza. ¿Tan difícil era obtener su momento de diversión?
- Estoy aburrido. Eso es todo.
- ¿Aburrido?
- Aquí siempre es lo mismo. Todos los días. Arena. Desierto. Sol. Es aburrido.
Chiai pareció nostálgica ante el comentario.
- ¿Te hice recordar algo?
- Nada importante
Taiyou, sonrió, interesado en la actitud más relajada que Chiai parecía estar adoptando ahora. Parecía un buen momento para comenzar a interrogarla.
- Entonces, Chiai, ¿responderás mi pregunta inicial?
- ¿Cuál era tú estúpida pregunta?
Su sonrisa de oreja a oreja hizo que Chiai también sonriera, ciertamente divertida y extrañada ante tan raro espécimen.
- Yo... Quiero salvar a mi amigo.
Hay cosas raras en este mundo, cosas que uno no podría comprender por más que lo intentara. En este caso eso era Chiai.
Por más que solo deseara entretenerse un rato. Taiyou no podía dejar de preguntarse quien diablos era esa chica, mientras la observaba como comía lentamente los insectos que le dio.
Por muy “arrogante” que fuera la actitud de esta, no parecía que realmente fuera esa su personalidad. Él era un experto cuando se trataba de descifrar a los demás debido a las incontables horas que se pasaba observando a los habitantes de Dragonhome mientras holgazaneaba.
El mismo admitía que su decisión de retener un rato a la espiral era solo un capricho extraño. Pero poco a poco, ese capricho crecía aún más dentro de su interior. No entendía el porqué, pero sentía como si estuviera a punto de encontrar lo que siempre deseó desde su infancia: escapar de aquel sitio árido y caluroso, e ir a buscar aquello que perdió hace bastante tiempo atrás.
Una vez que ya consiguió relajar a la forastera. Se sintió aliviado por a ver conseguido evitar utilizar la fuerza de forma innecesaria, e incluso logró obtener la respuesta que tanto esperaba.
No obstante, aquella espiral no se trataba tan solo de una forastera malherida como el creyó en un principio. Sino que ocultaba algo más grande y emocionante de lo podría haber esperado.
- Yo... Quiero salvar a mi amigo.
Por más que solo deseara entretenerse un rato. Taiyou no podía dejar de preguntarse quien diablos era esa chica, mientras la observaba como comía lentamente los insectos que le dio.
Por muy “arrogante” que fuera la actitud de esta, no parecía que realmente fuera esa su personalidad. Él era un experto cuando se trataba de descifrar a los demás debido a las incontables horas que se pasaba observando a los habitantes de Dragonhome mientras holgazaneaba.
El mismo admitía que su decisión de retener un rato a la espiral era solo un capricho extraño. Pero poco a poco, ese capricho crecía aún más dentro de su interior. No entendía el porqué, pero sentía como si estuviera a punto de encontrar lo que siempre deseó desde su infancia: escapar de aquel sitio árido y caluroso, e ir a buscar aquello que perdió hace bastante tiempo atrás.
Una vez que ya consiguió relajar a la forastera. Se sintió aliviado por a ver conseguido evitar utilizar la fuerza de forma innecesaria, e incluso logró obtener la respuesta que tanto esperaba.
No obstante, aquella espiral no se trataba tan solo de una forastera malherida como el creyó en un principio. Sino que ocultaba algo más grande y emocionante de lo podría haber esperado.
- Yo... Quiero salvar a mi amigo.
- ¿Quieres salvarlo?
La expresión de Chiai cambió de un momento a otro. Parecía sombría... algo le estaba carcomiendo por dentro- Taiyou podía saberlo.
- Es una larga historia
- Tengo todo el tiempo del mundo
- El problema es que yo no tengo esa suerte -hizo una pausa, cerrando los ojos por un momento- ¿Me-me podrías decir qué día es, por favor? Si es muy tarde, yo no sé que voy a hacer...
- Hoy es dos de enero, tres de la tarde para ser exactos. Dormiste por dos días.
El brillo retornó a los ojos de la espiral.
- Aún puedo...
La sonrisa de Taiyou le indicó a Chiai que la mejor idea era proseguir con su historia. El imperial parecía estar animándose más y más conforme la espiral contaba su historia.
- Verás... -comenzó, algo insegura- Todo empezó hace un mes atrás. Estábamos en una misión de reconocimiento para nuestro clan. Nami Satoru y yo debíamos ir a recolectar algunas muestras del sector del Viento que colinda con el de Plaga. Han llegado unos rumores... de que cierta plantas y animales peligrosas están entrando a nuestro territorio. Eso podría convertirse en una amenaza, ya que nuestro ecosistema no está preparado para albergar estas especies.
- Nunca había escuchado nada de eso -aunque no era de sorprenderse- En este pueblo de mala muerte las noticias tardan años en llegar.
- No es algo de lo que todos estén informados -aclaró Chiai- Después de todo, en ese tiempo, todavía era un rumor. En todo caso, nuestro líder nos pidió investigar. Nami es un dragón de Naturaleza, se especializa en flora y fauna de todo tipo. Decidimos ir los tres, para tratar de reducir los riesgos y no levantar tanta sospecha. Yo me especializo en exploración e investigación -pareció orgullosa al decirlo, cosa que llamó la atención de Taiyou- Satoru es bueno en combate, aunque en general también es bastante inteligente.
Chiai hizo una mueca de disgusto: nunca pensó que tendría que decir eso de su amigo cabeza hueca.
- Parece que algo no te agrada de eso -rió el Imperial
- En realidad es un completo idiota, pero supongo que eso no importa ahora.
- ¿Y entonces? ¿Qué sucedió en su investigación?
- Eramos tres. Subestimamos la información... nos encontramos con algo que no esperábamos... fue nuestro error.
- Era un rumor, no puedes echarte la culpa por... -reflexionó el imperial, pero fue rápidamente interrumpido por el otro dragón.
- Estaba infestado, Taiyou. Estaba infestado de esas cosas.
La conversación estaba tomando un tono sombrío mientras avanzaban en el relato.
- ¿Qué cosas?
- Eso era lo que no sé. Pero me temo que toda las aldeas están en peligro. Incluso todo los vuelos colindantes con Plaga, como Dragonhome. Si no detenemos el crecimiento de ellos, será muy tarde, y todo Flight Rising... será amenazado.
La excitación no hacía más que crecer en Taiyou. Esto parecía cada vez más la oportunidad de su vida.
La expresión de Chiai cambió de un momento a otro. Parecía sombría... algo le estaba carcomiendo por dentro- Taiyou podía saberlo.
- Es una larga historia
- Tengo todo el tiempo del mundo
- El problema es que yo no tengo esa suerte -hizo una pausa, cerrando los ojos por un momento- ¿Me-me podrías decir qué día es, por favor? Si es muy tarde, yo no sé que voy a hacer...
- Hoy es dos de enero, tres de la tarde para ser exactos. Dormiste por dos días.
El brillo retornó a los ojos de la espiral.
- Aún puedo...
La sonrisa de Taiyou le indicó a Chiai que la mejor idea era proseguir con su historia. El imperial parecía estar animándose más y más conforme la espiral contaba su historia.
- Verás... -comenzó, algo insegura- Todo empezó hace un mes atrás. Estábamos en una misión de reconocimiento para nuestro clan. Nami Satoru y yo debíamos ir a recolectar algunas muestras del sector del Viento que colinda con el de Plaga. Han llegado unos rumores... de que cierta plantas y animales peligrosas están entrando a nuestro territorio. Eso podría convertirse en una amenaza, ya que nuestro ecosistema no está preparado para albergar estas especies.
- Nunca había escuchado nada de eso -aunque no era de sorprenderse- En este pueblo de mala muerte las noticias tardan años en llegar.
- No es algo de lo que todos estén informados -aclaró Chiai- Después de todo, en ese tiempo, todavía era un rumor. En todo caso, nuestro líder nos pidió investigar. Nami es un dragón de Naturaleza, se especializa en flora y fauna de todo tipo. Decidimos ir los tres, para tratar de reducir los riesgos y no levantar tanta sospecha. Yo me especializo en exploración e investigación -pareció orgullosa al decirlo, cosa que llamó la atención de Taiyou- Satoru es bueno en combate, aunque en general también es bastante inteligente.
Chiai hizo una mueca de disgusto: nunca pensó que tendría que decir eso de su amigo cabeza hueca.
- Parece que algo no te agrada de eso -rió el Imperial
- En realidad es un completo idiota, pero supongo que eso no importa ahora.
- ¿Y entonces? ¿Qué sucedió en su investigación?
- Eramos tres. Subestimamos la información... nos encontramos con algo que no esperábamos... fue nuestro error.
- Era un rumor, no puedes echarte la culpa por... -reflexionó el imperial, pero fue rápidamente interrumpido por el otro dragón.
- Estaba infestado, Taiyou. Estaba infestado de esas cosas.
La conversación estaba tomando un tono sombrío mientras avanzaban en el relato.
- ¿Qué cosas?
- Eso era lo que no sé. Pero me temo que toda las aldeas están en peligro. Incluso todo los vuelos colindantes con Plaga, como Dragonhome. Si no detenemos el crecimiento de ellos, será muy tarde, y todo Flight Rising... será amenazado.
La excitación no hacía más que crecer en Taiyou. Esto parecía cada vez más la oportunidad de su vida.
Si corazón se aceleró debido a la repentina emoción que lo embargo.
Toda su vida había estado esperando por esto, y no iba a dejar escapar fácilmente aquella oportunidad.
- ¿Qué tal si te ayudo?- le dijo Taiyou mientras sonreía fascinado.
- ¿Qué crees que estás diciendo? ¿Acaso no te das cuenta de lo peligroso que es esto?- contestó incrédula la espiral.
- Por supuesto que lo se querida, y por eso te estoy ofreciendo mi humilde ayuda. Aunque no lo parezca soy uno de los guerreros más fuertes de este sitio de mala muerte. Probablemente mejor que tu amiguito.
Chiai volvió a mostrar sus colmillos enfurecida por el comentario. Recién había conseguido calmarla y nuevamente esta quería asesinarlo. El imperial suspiró.
- Solo fue una broma tranquilízate- Hablo tranquilamente tratando de apaciguar a la espiral.
- No vuelas a hacerlo.
- Comprendo, lamento mi poco tacto. Pero por otro lado, ¿Qué dices? ¿Tenemos un trato? Yo te ayudo y a cambio me dejaras actuar como yo quiera.
- ¿Y por qué harías algo como eso?- le interrogó escéptica Chiai.
- Por ninguna razón en particular. Solo quiero salir de este estas tierras y divertirme un poco.
- ¿Divertirte?
- Por supuesto, ya que yo soy tan solo un “prodigio desperdiciado” que no hace nada más que holgazanear todo el día.
La espiral miró fijamente a los ojos del imperial. Él ocultaba algo, no obstante, su única opción era confiar en ese enigmatico y extraño dragón.
Toda su vida había estado esperando por esto, y no iba a dejar escapar fácilmente aquella oportunidad.
- ¿Qué tal si te ayudo?- le dijo Taiyou mientras sonreía fascinado.
- ¿Qué crees que estás diciendo? ¿Acaso no te das cuenta de lo peligroso que es esto?- contestó incrédula la espiral.
- Por supuesto que lo se querida, y por eso te estoy ofreciendo mi humilde ayuda. Aunque no lo parezca soy uno de los guerreros más fuertes de este sitio de mala muerte. Probablemente mejor que tu amiguito.
Chiai volvió a mostrar sus colmillos enfurecida por el comentario. Recién había conseguido calmarla y nuevamente esta quería asesinarlo. El imperial suspiró.
- Solo fue una broma tranquilízate- Hablo tranquilamente tratando de apaciguar a la espiral.
- No vuelas a hacerlo.
- Comprendo, lamento mi poco tacto. Pero por otro lado, ¿Qué dices? ¿Tenemos un trato? Yo te ayudo y a cambio me dejaras actuar como yo quiera.
- ¿Y por qué harías algo como eso?- le interrogó escéptica Chiai.
- Por ninguna razón en particular. Solo quiero salir de este estas tierras y divertirme un poco.
- ¿Divertirte?
- Por supuesto, ya que yo soy tan solo un “prodigio desperdiciado” que no hace nada más que holgazanear todo el día.
La espiral miró fijamente a los ojos del imperial. Él ocultaba algo, no obstante, su única opción era confiar en ese enigmatico y extraño dragón.
- Primero que todo, no podemos llegar y salir, necesitamos un plan. Además, aún no he terminado de contarte todo lo que pasó.
- Repito, tengo todo el tiempo a tú disposición.
Chiai pareció pensarlo un poco, otra vez. Este dragón podría serle de ayuda, aunque primero debía evaluar sus habilidades.
- Mientras más nos acercábamos a la frontera, más nos extrañábamos de algo: el aire se sentía algo pesad. Pero lo más raro de todo, era que mientras más avanzábamos, menos aldeas y clanes aparecían. No quisimos detenernos a preguntas hasta bastante más allá, puesto que teníamos un tiempo limitado para hacer la misión. Nuestro líder inventó una excusa para dejarnos salir, pero el encubrimiento no duraría por siempre. Obviamente, no queríamos alimentar más rumores o causar pánico, esto solo sería perjudicial para todo el vuelo.
Cuando estábamos en nuestro tercer día de viaje, decidimos pasar a una aldea para abastecernos y ver un poco el panorama. Sin embargo, el pueblo parecía desolado. Eso llamó nuestra atención, ya que incluso hace unos meses atrás habíamos estado de visita por ese lugar también, acompañando a nuestro líder en una gestión diplomática.
- ¿Y en ese tiempo, no se sabía nada?
- No. No había forma, porque... -hizo una pausa, pensando- !Ey, deja de interrumpirme!
- Peroooooooo... -reclamó Taiyou, con un tono de súplica.
- ¿Quién está contando la historia, ah? ¡Sí, soy yo! -se apuntó con una garra, para dramatizar aún más sus palabras.
La risa calmada de Taiyou hizo que Chiai lanzara una mirada sorprendida, pero al ver la expresión del imperial, terminó por caer también en carcajadas, liberando finalmente un poco de la tensión que llevaba en los hombros.
- Tu risa me agrada -dijo el imperial, sin pensar.
- Emmmh... -se avergonzó, tomada con las defensas bajas- ¿Gracias? Tú risa me causa gracia, es tranquila, como escuchar el viento pasar por los bambúes.
- ¿Eso es un cumplido?
- ¡Por supuesto que no!
Chiai no admitiría, ni en cien años, que en realidad escuchar el sonido del viento resonar en los bambúes era uno de sus pasatiempos favoritos, allá en casa.
La espiral, tosió, sonrojada, tratando de obviar el pensamiento.
- Como decía... El pueblo estaba casi vacío.
- ¿Casi?
- Sí. Lo que no esperábamos era que... quedaba un dragón. Ese dragón estaba al borde la muerte.
- Repito, tengo todo el tiempo a tú disposición.
Chiai pareció pensarlo un poco, otra vez. Este dragón podría serle de ayuda, aunque primero debía evaluar sus habilidades.
- Mientras más nos acercábamos a la frontera, más nos extrañábamos de algo: el aire se sentía algo pesad. Pero lo más raro de todo, era que mientras más avanzábamos, menos aldeas y clanes aparecían. No quisimos detenernos a preguntas hasta bastante más allá, puesto que teníamos un tiempo limitado para hacer la misión. Nuestro líder inventó una excusa para dejarnos salir, pero el encubrimiento no duraría por siempre. Obviamente, no queríamos alimentar más rumores o causar pánico, esto solo sería perjudicial para todo el vuelo.
Cuando estábamos en nuestro tercer día de viaje, decidimos pasar a una aldea para abastecernos y ver un poco el panorama. Sin embargo, el pueblo parecía desolado. Eso llamó nuestra atención, ya que incluso hace unos meses atrás habíamos estado de visita por ese lugar también, acompañando a nuestro líder en una gestión diplomática.
- ¿Y en ese tiempo, no se sabía nada?
- No. No había forma, porque... -hizo una pausa, pensando- !Ey, deja de interrumpirme!
- Peroooooooo... -reclamó Taiyou, con un tono de súplica.
- ¿Quién está contando la historia, ah? ¡Sí, soy yo! -se apuntó con una garra, para dramatizar aún más sus palabras.
La risa calmada de Taiyou hizo que Chiai lanzara una mirada sorprendida, pero al ver la expresión del imperial, terminó por caer también en carcajadas, liberando finalmente un poco de la tensión que llevaba en los hombros.
- Tu risa me agrada -dijo el imperial, sin pensar.
- Emmmh... -se avergonzó, tomada con las defensas bajas- ¿Gracias? Tú risa me causa gracia, es tranquila, como escuchar el viento pasar por los bambúes.
- ¿Eso es un cumplido?
- ¡Por supuesto que no!
Chiai no admitiría, ni en cien años, que en realidad escuchar el sonido del viento resonar en los bambúes era uno de sus pasatiempos favoritos, allá en casa.
La espiral, tosió, sonrojada, tratando de obviar el pensamiento.
- Como decía... El pueblo estaba casi vacío.
- ¿Casi?
- Sí. Lo que no esperábamos era que... quedaba un dragón. Ese dragón estaba al borde la muerte.
Chiai detuvo su relato por unos cuantos minutos. Parecía como si el solo recuerdo le causara un dolor indescriptible.
- ¿Y que más pasó?- dijo Taiyou para sacarla de sus pensamientos y siguiera con la historia.
- Bueno…Aquel dragón estaba al borde de la muerte. Era un enorme guardián mucho más grande que nosotros, su cuerpo estaba repleto de extrañas heridas que teñían de rojo sus escamas. Apenas tenía energía para mantener los ojos abiertos.
Cuando nos vio, nos suplicó por ayuda. Nami y yo tratamos de auxiliarlo lo mejor posible mientras le preguntábamos que le había sucedido a él y al resto del pueblo. Pero lamentablemente fue demasiado tarde, mientras curábamos su heridas el guardián dio su último aliento mientras repetía lo único que logró articular con la fuerza que le quedaba.
“Estamos en peligro…deben salvarse…Flight rising está en peligro”
Tras esto, el guardián cerró los ojos y su corazón dejo de latir…Fue desgarrador verlo Taiyou, sus heridas…su desesperación y miedo…Satoru cavó una tumba para él, no podíamos dejarlo así sin más…
No comprendíamos que ocurría, pero solo sabíamos una cosa, y era que algo horrible estaba ocurriendo en plaga.
El enorme imperial carmesí vio el rostro afligido de la espiral con tan solo evocar sus recuerdos. Le hubiera dicho que se detuviera, sin embargo, la curiosidad le evitó detener a Chiai y en cambió la incitó a proseguir con su historia.
- Come otro insecto para que sigamos, que esto se está poniendo cada vez más interesante- Sonrió Taiyou.
- Gracias- le respondió la espiral mientras devoraba lentamente un par de escarabajos que había estado observando disimuladamente desde hace un rato.
- ¿Y que más ocurrió?
- ¿Qué tu nunca dejas de hacer preguntas?- se burló la espiral.
- Para nada, una vez que encuentro algo interesante no lo dejo ir fácilmente.
Chiai se sonrojó nuevamente. Era obvio que el imperial se refería al relato, pero aquellas palabras la hicieron sentirse avergonzada.
- Eras un caprichoso ¿ No es así?
- Podría decirse que si. Ahora continúa por favor.
- ¿Y que más pasó?- dijo Taiyou para sacarla de sus pensamientos y siguiera con la historia.
- Bueno…Aquel dragón estaba al borde de la muerte. Era un enorme guardián mucho más grande que nosotros, su cuerpo estaba repleto de extrañas heridas que teñían de rojo sus escamas. Apenas tenía energía para mantener los ojos abiertos.
Cuando nos vio, nos suplicó por ayuda. Nami y yo tratamos de auxiliarlo lo mejor posible mientras le preguntábamos que le había sucedido a él y al resto del pueblo. Pero lamentablemente fue demasiado tarde, mientras curábamos su heridas el guardián dio su último aliento mientras repetía lo único que logró articular con la fuerza que le quedaba.
“Estamos en peligro…deben salvarse…Flight rising está en peligro”
Tras esto, el guardián cerró los ojos y su corazón dejo de latir…Fue desgarrador verlo Taiyou, sus heridas…su desesperación y miedo…Satoru cavó una tumba para él, no podíamos dejarlo así sin más…
No comprendíamos que ocurría, pero solo sabíamos una cosa, y era que algo horrible estaba ocurriendo en plaga.
El enorme imperial carmesí vio el rostro afligido de la espiral con tan solo evocar sus recuerdos. Le hubiera dicho que se detuviera, sin embargo, la curiosidad le evitó detener a Chiai y en cambió la incitó a proseguir con su historia.
- Come otro insecto para que sigamos, que esto se está poniendo cada vez más interesante- Sonrió Taiyou.
- Gracias- le respondió la espiral mientras devoraba lentamente un par de escarabajos que había estado observando disimuladamente desde hace un rato.
- ¿Y que más ocurrió?
- ¿Qué tu nunca dejas de hacer preguntas?- se burló la espiral.
- Para nada, una vez que encuentro algo interesante no lo dejo ir fácilmente.
Chiai se sonrojó nuevamente. Era obvio que el imperial se refería al relato, pero aquellas palabras la hicieron sentirse avergonzada.
- Eras un caprichoso ¿ No es así?
- Podría decirse que si. Ahora continúa por favor.
- Después de ver el estado de ese dragón, no sabíamos realmente que pensar. Iba a ser peligroso, eso era seguro, pero queríamos tener información concreta con la que llevar ante nuestro líder. Al otro día decidimos partir hacia la frontera, aunque realmente no teníamos un plan asegurado. No queríamos ponernos en demasiado peligro, así que acordamos que si nos topábamos con algo, debíamos tratar de llevar una muestra y salir lo más rápido posible de allí. Supongo que los tres cometimos ese error, de no querer dar vuelta atrás.
Una sonrisa amarga asomó los labios de Chiai.
- Yo también hubiera hecho lo mismo -reflexionó Taiyou, en voz alta.
- ¿Por qué?
- No... no entiendo muy bien eso de ser fiel a un clan o un líder. Sinceramente, los estatus sociales y las reglas me tienen sin cuidado. Pero el sentimiento de saber que hay más allá... qué es lo que ustedes descubrieron... supongo que tampoco habría podido evitarlo.
- Sí, creo que en ese tiempo, nosotros también nos dejamos llevar. Mis amigos saben que yo no habría parado, de alguna manera.. -hizo una pausa, sintiendo sus palabras- Creo que yo los arrastré a todo eso.
- Oye
- ¿Qué? -Chiai seguía con la mirada perdida
- ¿De verdad eres tan tonta para creer que es tú culpa? Ellos tomaron la decisión. Son individuos propios, tienen cerebros para pensar y actuar... no como tú, al parecer.
Chiai le sacó la lengua ante la burla.
- Para que sepas, soy la mejor investigadora y exploradora de todo mi clan.
- Y entonces, ¿por qué nunca he oído de ti? Mentirosa
- Pues porque no me interesa el reconocimiento público... ¡Oye, no soy una mentirosa!
- Demuéstramelo
- Bien, tú lo pediste -asintió la espiral, aceptando el desafío- Dragonhome, cuatro sub-regiones. La primera sub-región se caracteriza por ser árida y rocosa. La última vez que estuve allí fue hace unos dos años, así que recuerdo con claridad las especies de ese entonces, que según mis cálculos, deberían en su mayoría seguir altamente presentes en toda la llanura. Las más comunes son-
- Suficiente, suficiente -la detuvó Taiyou, mareado de tanta discusión- Todo eso ya lo sé, no me impresiona para nada.
- ¿Quieres que nos movamos a la siguiente región?
- No gracias, ya entendí tú idea.
- Muy bien.
- Aún así, no te creo. Yo te pedí que me lo demostraras, pero esto no demuestra nada. Puedes haberlo leído y ser muy buena memorizando...
- Te lo demostraré, entonces -interrumpió Chiai- Te demostraré que soy la mejor exploradora que jamás hayas visto.
- Si me cuentas como sigue la historia, entonces quizás te crea.
- Eres de lo peor. ¿Lo sabías?
- Nada nuevo, Chiai.
Los dos se miraron fijamente, entrecerrando los ojos.
Las carcajadas no tardaron en salir. Realmente, Chiai no podía decir que Taiyou le desagradara completamente.
Una sonrisa amarga asomó los labios de Chiai.
- Yo también hubiera hecho lo mismo -reflexionó Taiyou, en voz alta.
- ¿Por qué?
- No... no entiendo muy bien eso de ser fiel a un clan o un líder. Sinceramente, los estatus sociales y las reglas me tienen sin cuidado. Pero el sentimiento de saber que hay más allá... qué es lo que ustedes descubrieron... supongo que tampoco habría podido evitarlo.
- Sí, creo que en ese tiempo, nosotros también nos dejamos llevar. Mis amigos saben que yo no habría parado, de alguna manera.. -hizo una pausa, sintiendo sus palabras- Creo que yo los arrastré a todo eso.
- Oye
- ¿Qué? -Chiai seguía con la mirada perdida
- ¿De verdad eres tan tonta para creer que es tú culpa? Ellos tomaron la decisión. Son individuos propios, tienen cerebros para pensar y actuar... no como tú, al parecer.
Chiai le sacó la lengua ante la burla.
- Para que sepas, soy la mejor investigadora y exploradora de todo mi clan.
- Y entonces, ¿por qué nunca he oído de ti? Mentirosa
- Pues porque no me interesa el reconocimiento público... ¡Oye, no soy una mentirosa!
- Demuéstramelo
- Bien, tú lo pediste -asintió la espiral, aceptando el desafío- Dragonhome, cuatro sub-regiones. La primera sub-región se caracteriza por ser árida y rocosa. La última vez que estuve allí fue hace unos dos años, así que recuerdo con claridad las especies de ese entonces, que según mis cálculos, deberían en su mayoría seguir altamente presentes en toda la llanura. Las más comunes son-
- Suficiente, suficiente -la detuvó Taiyou, mareado de tanta discusión- Todo eso ya lo sé, no me impresiona para nada.
- ¿Quieres que nos movamos a la siguiente región?
- No gracias, ya entendí tú idea.
- Muy bien.
- Aún así, no te creo. Yo te pedí que me lo demostraras, pero esto no demuestra nada. Puedes haberlo leído y ser muy buena memorizando...
- Te lo demostraré, entonces -interrumpió Chiai- Te demostraré que soy la mejor exploradora que jamás hayas visto.
- Si me cuentas como sigue la historia, entonces quizás te crea.
- Eres de lo peor. ¿Lo sabías?
- Nada nuevo, Chiai.
Los dos se miraron fijamente, entrecerrando los ojos.
Las carcajadas no tardaron en salir. Realmente, Chiai no podía decir que Taiyou le desagradara completamente.
Tras reírse un rato junto al imperial, Chiai sintió como toda la tensión de hace tan solo unos momentos atrás había desaparecido por completo.
Taiyou era claramente extraño. Su actitud era descomunalmente relajada y despreocupada, como si nada de lo que ocurriera a su alrededor le importara realmente. No obstante, tras haberlo examinado disimuladamente por bastante tiempo, pudo verificar que efectivamente era un guerrero como él había dicho.
Su cuerpo era grande y fornido como el de un luchador del coliseo, probablemente más que el de Satoru. Sus garras largas y afiladas, capaces de a travesar cualquier cosa que viva que se le pasara por delante. Era realmente una condición formidable e incluso envidiable.
- ¿Alguna vez has participado en el coliseo?
- Si… pero eso no es importante en estos minutos señorita, solo continua con el relato.
- ¡Hey! No vale que solo yo cuente mi historia, también debó saber sobre ti si es que trabajaremos juntos ¿No es así?
- Perooo….
Taiyou miró a los ojos de la espiral, quien lo observaba victoriosa. Trató de inventar una que otra excusa pero al ver que no quedaba solución alguna, suspiró y le dio la razón a Chiai.
- Está bien, Esta bien- contestó el dragón carmesí con cierta irritación por haber perdido contra la espiral- Pero esos es lo menos importante en este instante, termina con lo tuyo y de ahí te contare sobre mí ya que estas tan interesada.
- ¡Eres imposible!
- Continua- sonrió Taiyou quien ahora fue el ganador.
- ¡Uyy!
Chiai volvió a reír un poco. No obstante, se dio cuenta que ya había perdido bastante tiempo charlando con el imperial. Por lo que decidió apurar el asuntó y para asi partir inmediatamente a la mañana siguiente.
- Siguiendo con lo que decía… Los tres cometimos un grave error al dirigirnos directamente a Plaga.
Taiyou era claramente extraño. Su actitud era descomunalmente relajada y despreocupada, como si nada de lo que ocurriera a su alrededor le importara realmente. No obstante, tras haberlo examinado disimuladamente por bastante tiempo, pudo verificar que efectivamente era un guerrero como él había dicho.
Su cuerpo era grande y fornido como el de un luchador del coliseo, probablemente más que el de Satoru. Sus garras largas y afiladas, capaces de a travesar cualquier cosa que viva que se le pasara por delante. Era realmente una condición formidable e incluso envidiable.
- ¿Alguna vez has participado en el coliseo?
- Si… pero eso no es importante en estos minutos señorita, solo continua con el relato.
- ¡Hey! No vale que solo yo cuente mi historia, también debó saber sobre ti si es que trabajaremos juntos ¿No es así?
- Perooo….
Taiyou miró a los ojos de la espiral, quien lo observaba victoriosa. Trató de inventar una que otra excusa pero al ver que no quedaba solución alguna, suspiró y le dio la razón a Chiai.
- Está bien, Esta bien- contestó el dragón carmesí con cierta irritación por haber perdido contra la espiral- Pero esos es lo menos importante en este instante, termina con lo tuyo y de ahí te contare sobre mí ya que estas tan interesada.
- ¡Eres imposible!
- Continua- sonrió Taiyou quien ahora fue el ganador.
- ¡Uyy!
Chiai volvió a reír un poco. No obstante, se dio cuenta que ya había perdido bastante tiempo charlando con el imperial. Por lo que decidió apurar el asuntó y para asi partir inmediatamente a la mañana siguiente.
- Siguiendo con lo que decía… Los tres cometimos un grave error al dirigirnos directamente a Plaga.
- Nadie podía haber sabido que nos esperaba en la frontera, pero al ver a ese dragón, era obvio que nada bueno podía ser. Recuerdo que íbamos volando por en medio de los bambúes. Ese sector me encanta, el sonido del viento en... Bueno, ejem, eso no importa mucho -Chiai tosió, tratando de salir del paso. No quería delatarse respecto a lo que había dicho de la risa del imperial.
- Como decía. En algunas partes comenzaron a aparecer bambúes marchitos. Tenían ciertas manchas rojas, aunque muy imperceptibles. Nos paramos a investigar y tomar muestras, solo por si acaso. Como sabes, me especializó en exploración. Por lo tanto, tengo ciertos conocimientos de flora y fauna, aunque no se comparan con los de Nami. Cuando analizamos las plantas y vimos las manchas rojas, nos miramos al mismo tiempo. Supongo que pensamos lo mismo en ese tiempo: esas pintas rojas eran posiblemente una infección. Incluso me atreví a pensar en algún tipo parásito. Ahora que puedo pensarlo con más tiempo, creo que no estuve tan lejos de la respuesta.
- ¿Por?
- La mancha era demasiado pequeña. Eran solo pintas esparcidas por el lugar. Pero aún así, los bambúes estaban resecos y marchitos. Es decir, hubo algo que los consumió, que se hospedó en ellos.
- Entonces un parásito es la única respuesta.
- El problema es que el parásito no era común. Era algo que ni Nami ni yo habíamos visto antes en nuestras vidas. Por eso, es que nos asustamos tanto esa vez.
- Como decía. En algunas partes comenzaron a aparecer bambúes marchitos. Tenían ciertas manchas rojas, aunque muy imperceptibles. Nos paramos a investigar y tomar muestras, solo por si acaso. Como sabes, me especializó en exploración. Por lo tanto, tengo ciertos conocimientos de flora y fauna, aunque no se comparan con los de Nami. Cuando analizamos las plantas y vimos las manchas rojas, nos miramos al mismo tiempo. Supongo que pensamos lo mismo en ese tiempo: esas pintas rojas eran posiblemente una infección. Incluso me atreví a pensar en algún tipo parásito. Ahora que puedo pensarlo con más tiempo, creo que no estuve tan lejos de la respuesta.
- ¿Por?
- La mancha era demasiado pequeña. Eran solo pintas esparcidas por el lugar. Pero aún así, los bambúes estaban resecos y marchitos. Es decir, hubo algo que los consumió, que se hospedó en ellos.
- Entonces un parásito es la única respuesta.
- El problema es que el parásito no era común. Era algo que ni Nami ni yo habíamos visto antes en nuestras vidas. Por eso, es que nos asustamos tanto esa vez.
A medida que recorríamos la frontera. Nos dimos cuenta de que no eran solo los bambúes los que estaban infectados con esas manchas rojas. Sino que también encontramos a unos cuantos animales muertos en el camino, con exactamente las mismas marcas.
Nami se encargó de examinarlos mientras que tomaba las muestras. Por alguna razón sentía que algo me resultaba familiar al ver a esos animales, pero no sabía que. Sin embargo, algo inesperado ocurrió en esos momentos.
En medio de la investigación un ruido que provenía de unos arbustos nos interrumpió. Satoru se puso inmediatamente a la defensiva al igual que nosotras, no obstante, solo se trató de una pequeña ardilla. Los tres nos relajamos e incluso nos reímos de nosotros mismos, pero repentinamente Nami ceso sus carcajadas y exclamó algo alterada.
La ardilla estaba viva, sin embargo, apenas podía sostener su frágil cuerpo mientras caminaba desesperada. Arrastraba su cabeza y su cola por el suelo mientras andaba en círculos, hasta que ya no pudo más y cayó, retorciéndose de dolor. Solo pasaron unos cuantos minutos para que dejara de respirar.
- ¡Tiene las mismas manchas!- dijo mi amiga- ¡Son las mismas de los bambúes y el dragón que vimos anteriormente!
- ¿El dragón?- preguntó Satoru algo perdido en la conversación.
- Así es- le respondí- el guardián que vimos en el pueblo falleció debido a esta infección ¿No es así Nami?
- Eso creo…No estoy del todo segura pero es lo más lógico y probable. Debemos irnos ahora mismo, sino también nos contagiaremos.
- Esto es grave, tenemos que informarle a Qiang.
Rápidamente tomamos nuestras muestras y provisiones para retirarnos inmediatamente. Era demasiado peligroso estar allí durante mucho tiempo. Por lo que habíamos visto, el parasito no solo infectaba a las plantas sino a nosotros también, y además pudimos deducir que su efecto era realmente rápido.
No obstante, Cuando estábamos a punto de partir, oímos otro ruido proveniente entre los bambúes, pero esta vez no era una simple ardilla, sino algo mil veces peor.
Nami se encargó de examinarlos mientras que tomaba las muestras. Por alguna razón sentía que algo me resultaba familiar al ver a esos animales, pero no sabía que. Sin embargo, algo inesperado ocurrió en esos momentos.
En medio de la investigación un ruido que provenía de unos arbustos nos interrumpió. Satoru se puso inmediatamente a la defensiva al igual que nosotras, no obstante, solo se trató de una pequeña ardilla. Los tres nos relajamos e incluso nos reímos de nosotros mismos, pero repentinamente Nami ceso sus carcajadas y exclamó algo alterada.
La ardilla estaba viva, sin embargo, apenas podía sostener su frágil cuerpo mientras caminaba desesperada. Arrastraba su cabeza y su cola por el suelo mientras andaba en círculos, hasta que ya no pudo más y cayó, retorciéndose de dolor. Solo pasaron unos cuantos minutos para que dejara de respirar.
- ¡Tiene las mismas manchas!- dijo mi amiga- ¡Son las mismas de los bambúes y el dragón que vimos anteriormente!
- ¿El dragón?- preguntó Satoru algo perdido en la conversación.
- Así es- le respondí- el guardián que vimos en el pueblo falleció debido a esta infección ¿No es así Nami?
- Eso creo…No estoy del todo segura pero es lo más lógico y probable. Debemos irnos ahora mismo, sino también nos contagiaremos.
- Esto es grave, tenemos que informarle a Qiang.
Rápidamente tomamos nuestras muestras y provisiones para retirarnos inmediatamente. Era demasiado peligroso estar allí durante mucho tiempo. Por lo que habíamos visto, el parasito no solo infectaba a las plantas sino a nosotros también, y además pudimos deducir que su efecto era realmente rápido.
No obstante, Cuando estábamos a punto de partir, oímos otro ruido proveniente entre los bambúes, pero esta vez no era una simple ardilla, sino algo mil veces peor.
Los tres nos miramos al mismo tiempo, sabiendo que debíamos entrar en defensiva. Nami guardó todos los frascos con muestras en cuestión de segundos, mientras yo le ayudé con el equipo. Guardamos todo en los bolsos que llevábamos, tratando de prepararnos para lo que pudiera suceder.
Los tres decidimos quedarnos en el lugar, guardando silencio a la espera de lo que saldría detrás de los bambúes.
Recuerdo el ansia que sentí en ese momento... Realmente, tuve miedo. Casi por primera vez en mi vida, tuve verdadero miedo.
Satoru, en un susurro, comentó que el ruido se escuchaba como si fuera algo grande. Sin embargo, yo comprendí de inmediato que en realidad, no era algo grande: eran varias cosas a la vez. De repente, escuché un pequeño alteo a mi derecha. Sin embargo, era casi imperceptible, puesto que el viento del lugar hacía casi imposible escuchar con detenimiento los ruidos alejados. Esos dragones eran definitivamente sigilosos y astutos. Y probablemente, tenían algo que ver con la plaga que estaba afectando el lugar.
Cuando pude entender en el peligro en el que nos encontrábamos, fue demasiado tarde.
En cuestión de segundos nos tenían rodeados, entre las ramas de bambúes. Ya no se molestaron en guardar silencio.
- ¡¿Qué es lo que buscan de nosotros?! ¡Si intentan hacer algo, los mataremos a todos! -gritó mi amigo.
- Satoru, guarda silencio -le reprendí de inmediato. Lo más razonable era esperar sus exigencias, y no exponer las nuestras.
- Chiai... -Satoru siseó entre dientes, mientras serpenteaba su cola furiosamente.
Le dirigí una mirada asesina, ante su gesto de agravio.
- ¿Estás desafiando mi posición de sub comandante, Satoru? Porque este no es el mejor momento para hacerlo. -solté, con un tono de advertencia en la voz. En este momento, no podía arriesgar nada.
Su mirada pareció calmarse, pero aún así siguió manteniendo su pose agresiva.
- ¿Van a comenzar la diversión sin nosotros? -habló inesperadamente un dragón, escondido entre los bambúes. Su voz pareció resonar por todo el bosque.
- Eso parece -le respondí, sonriendo con nerviosismo. Apunté hacia el frente de nosotros- Ahora, ¿por qué no sales de ahí? Es de mala educación no presentarse.
Un Mirror de color negro apreció lentamente por el frente en tan solo unos segundos, justo dónde había apuntado. Otros tres dragones lo siguieron, escoltándolo.
- Perdóname, mis sinceras disculpas -pareció sonreír- Me dicen Issei. Ahora... ¿Me dirías quién eres tú y cómo supiste dónde estaba?
Miré detenidamente sus ojos. El pánico se apoderó de mi cuando me di cuenta de que los cuatro dragones al frente mío no eran de Plaga, sino de Sombra.
Ninguno de ellos parecía infectado, lo que cambiaba por completo nuestro panorama. Miles de teorías y preguntas pasaron por mi mente en ese momento: ¿Eran ellos los responsables de esto? ¿Eran parte de alguna organización de dragones? ¿Tenía que ver Sombra con lo que estaba sucediendo?.
Aún así, la que más me preocupó en ese momento fue: ¿Que pasaría con nosotros ahora?
Los tres decidimos quedarnos en el lugar, guardando silencio a la espera de lo que saldría detrás de los bambúes.
Recuerdo el ansia que sentí en ese momento... Realmente, tuve miedo. Casi por primera vez en mi vida, tuve verdadero miedo.
Satoru, en un susurro, comentó que el ruido se escuchaba como si fuera algo grande. Sin embargo, yo comprendí de inmediato que en realidad, no era algo grande: eran varias cosas a la vez. De repente, escuché un pequeño alteo a mi derecha. Sin embargo, era casi imperceptible, puesto que el viento del lugar hacía casi imposible escuchar con detenimiento los ruidos alejados. Esos dragones eran definitivamente sigilosos y astutos. Y probablemente, tenían algo que ver con la plaga que estaba afectando el lugar.
Cuando pude entender en el peligro en el que nos encontrábamos, fue demasiado tarde.
En cuestión de segundos nos tenían rodeados, entre las ramas de bambúes. Ya no se molestaron en guardar silencio.
- ¡¿Qué es lo que buscan de nosotros?! ¡Si intentan hacer algo, los mataremos a todos! -gritó mi amigo.
- Satoru, guarda silencio -le reprendí de inmediato. Lo más razonable era esperar sus exigencias, y no exponer las nuestras.
- Chiai... -Satoru siseó entre dientes, mientras serpenteaba su cola furiosamente.
Le dirigí una mirada asesina, ante su gesto de agravio.
- ¿Estás desafiando mi posición de sub comandante, Satoru? Porque este no es el mejor momento para hacerlo. -solté, con un tono de advertencia en la voz. En este momento, no podía arriesgar nada.
Su mirada pareció calmarse, pero aún así siguió manteniendo su pose agresiva.
- ¿Van a comenzar la diversión sin nosotros? -habló inesperadamente un dragón, escondido entre los bambúes. Su voz pareció resonar por todo el bosque.
- Eso parece -le respondí, sonriendo con nerviosismo. Apunté hacia el frente de nosotros- Ahora, ¿por qué no sales de ahí? Es de mala educación no presentarse.
Un Mirror de color negro apreció lentamente por el frente en tan solo unos segundos, justo dónde había apuntado. Otros tres dragones lo siguieron, escoltándolo.
- Perdóname, mis sinceras disculpas -pareció sonreír- Me dicen Issei. Ahora... ¿Me dirías quién eres tú y cómo supiste dónde estaba?
Miré detenidamente sus ojos. El pánico se apoderó de mi cuando me di cuenta de que los cuatro dragones al frente mío no eran de Plaga, sino de Sombra.
Ninguno de ellos parecía infectado, lo que cambiaba por completo nuestro panorama. Miles de teorías y preguntas pasaron por mi mente en ese momento: ¿Eran ellos los responsables de esto? ¿Eran parte de alguna organización de dragones? ¿Tenía que ver Sombra con lo que estaba sucediendo?.
Aún así, la que más me preocupó en ese momento fue: ¿Que pasaría con nosotros ahora?
- Será mejor que ustedes respondan primero- les conteste tratando de mantener mi compostura y no entrar en pánico- ¿Por qué están dentro de nuestro territorio sombras? ¿Ustedes están detrás de este parasito?
Nami me miró inquieta tras estas palabras. Había ido directo al grano sin ningún rodeo de por medio. Debíamos irnos lo más pronto posible, teníamos que escapar de alguna forma.
- Veo que eres bastante lista espiral- rio el mirror mientras se paseaba lentamente a nuestro alrededor- y también eres lo suficientemente inteligente como para querer huir ahora mismo ¿No es así?
Los dragones a su lado sonrieron con malicia y se acercaron a nosotros. Uno de ellos comenzó acechar a Nami, por lo que de un solo salto me coloque frente a ella y agite mi cola con fiereza para alejarlos. Satoru y yo podríamos enfrentarnos a esas sombras si es que llegaba a ser necesario, sin embargo, Nami no era tan fuerte como nosotros, ya que su especialidad era la investigación.
Para ser honesta, tenía miedo. No sabía que era lo que podía ocurrirnos si seguíamos ahí, por lo que el pánico me inundo, haciéndome perder la calma que había conseguido mantener hasta ese momento.
- ¡Contesta Mirror!- grite enseñando mis colmillos y preparando mis garras.
- Tranquila, no necesitas asustarte, solo hemos probado nuestro experimento dentro de su territorio.
- ¿Experimento?- interrogó Satoru aún más furioso y agresivo.
- Tal como oyes imperial, aquel virus que han visto no es nada más que nuestro pequeño juguete.
Issei me observó directamente a los ojos, lo que me hizo sentir un enorme escalofrió recorrer mi espalda. El mirror nuevamente sonrió, y de su boca salieron las palabras más aterradoras que he oído durante mi vida.
- Con esto, podremos controlar dragones, pero como ves es tan solo una prueba de nuestra investigación
Nami me miró inquieta tras estas palabras. Había ido directo al grano sin ningún rodeo de por medio. Debíamos irnos lo más pronto posible, teníamos que escapar de alguna forma.
- Veo que eres bastante lista espiral- rio el mirror mientras se paseaba lentamente a nuestro alrededor- y también eres lo suficientemente inteligente como para querer huir ahora mismo ¿No es así?
Los dragones a su lado sonrieron con malicia y se acercaron a nosotros. Uno de ellos comenzó acechar a Nami, por lo que de un solo salto me coloque frente a ella y agite mi cola con fiereza para alejarlos. Satoru y yo podríamos enfrentarnos a esas sombras si es que llegaba a ser necesario, sin embargo, Nami no era tan fuerte como nosotros, ya que su especialidad era la investigación.
Para ser honesta, tenía miedo. No sabía que era lo que podía ocurrirnos si seguíamos ahí, por lo que el pánico me inundo, haciéndome perder la calma que había conseguido mantener hasta ese momento.
- ¡Contesta Mirror!- grite enseñando mis colmillos y preparando mis garras.
- Tranquila, no necesitas asustarte, solo hemos probado nuestro experimento dentro de su territorio.
- ¿Experimento?- interrogó Satoru aún más furioso y agresivo.
- Tal como oyes imperial, aquel virus que han visto no es nada más que nuestro pequeño juguete.
Issei me observó directamente a los ojos, lo que me hizo sentir un enorme escalofrió recorrer mi espalda. El mirror nuevamente sonrió, y de su boca salieron las palabras más aterradoras que he oído durante mi vida.
- Con esto, podremos controlar dragones, pero como ves es tan solo una prueba de nuestra investigación
¿Con... Controlar dragones?
Chiai comenzó a sentir su corazón palpitar. Esto era verdaderamente horrible.
- ¿Cómo planeas hacer eso?
- La curiosidad mató al gato -sonrió, mostrando sus dientes.
- Y la satisfacción lo trajo de vuelta -respondió de inmediato Chiai, sin pensarlo. Desde pequeña se había dedicado a dar la misma respuesta a la que le parecía la frase más idiota del mundo.
- Mejor ten cuidado, Chiai.
¿Cómo sabía él su nombre...? Ah, Satoru.
- ¿Me dirás cómo supiste dónde estaba, entonces?
- ¿Qué tal si me hablas más de tu experimento, primero?
Issei rió.
- Interesante... Suena justo.
Uno de los espirales sombra que estaba detrás del mirror se acercó levemente hacia él, susurrando algo que Chiai no logró codificar.
- ¿Qué importa? De todos modos... Ellos ya están muertos.
Esto iba de mal, en peor.
Chiai comenzó a sentir su corazón palpitar. Esto era verdaderamente horrible.
- ¿Cómo planeas hacer eso?
- La curiosidad mató al gato -sonrió, mostrando sus dientes.
- Y la satisfacción lo trajo de vuelta -respondió de inmediato Chiai, sin pensarlo. Desde pequeña se había dedicado a dar la misma respuesta a la que le parecía la frase más idiota del mundo.
- Mejor ten cuidado, Chiai.
¿Cómo sabía él su nombre...? Ah, Satoru.
- ¿Me dirás cómo supiste dónde estaba, entonces?
- ¿Qué tal si me hablas más de tu experimento, primero?
Issei rió.
- Interesante... Suena justo.
Uno de los espirales sombra que estaba detrás del mirror se acercó levemente hacia él, susurrando algo que Chiai no logró codificar.
- ¿Qué importa? De todos modos... Ellos ya están muertos.
Esto iba de mal, en peor.
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