- ¿Muertos?- un sudor frio recorrió mi frente tras escuchar esas palabras.
- Como dije, este es tan solo un experimento. Estos dragones que ves aquí son unos de nuestros sujetos de prueba, los primeros que han logrado resistir el virus. Por esa razón es que las manchas rojas no son visibles en sus escamas, a diferencia de los bambúes y animales que viste. Aquellos que no son capaces de tolerarlo, simplemente mueren, como si fuera una simple infección.
Mientras observaba con horror a los espirales. Súbitamente recordé al guardián que habíamos visto anteriormente, él también tenía esas extrañas marcas, pero de un tamaño mucho mayor que la del resto de los infectados. Seguramente el parásito estaba demasiado avanzado en él.
- Sin embargo…- continúo Issei con cierta entretención- ese no es solo uno de los efectos de nuestro experimento.
- ¡¿Qué quieres decir?!
- Ya lo veras…
Entre los bambúes apareció otro espiral. No obstante, este era diferente a los otros. Inmediatamente se abalanzó contra nosotros para atacarnos, incluso Issei y sus seguidores se pusieron en guardia contra él.
- Algunos pierden el control de si mismos- afirmó el Mirror negro- No nos obedecen completamente, por eso es que son peligrosos para la investigación. Usualmente no viven mucho más de lo que lo hicieron los otros.
Tras decir aquello, el espiral comenzó a perseguirnos. Nami y yo escapábamos del ataque del dragón enloquecido. Era realmente fuerte.
Después de mucho escapar, nos vimos acorraladas por el espiral y el resto de sus compañeros, creí que sería mi fin. Sin embargo, cuando estaban a punto de atacarnos, Satoru nos defendió de esos monstruos y fue mordido por uno de ellos.
Issei comprendió que aquel dragón infectado había perdido completamente la razón, por lo que ordeno a sus compañeros retirarse y dejarlo a su suerte. El espiral, tras herir a Satoru comenzó a retorcerse de dolor, moviéndose de un lado para otro como loco, hasta que cayó al suelo y en donde dio su último aliento.
Después de eso, aprovechamos de huir de alguna manera. Los recuerdos de ese momento son algo confusos, ya que era presa del terror y de la desesperación.
Creímos que estaríamos a salvo por ahora. Pero no fue así.
En las escamas de Satoru pequeñas pintas rojas comenzaron lentamente a aparecer. Había sido infectado por los sombra.
- Como dije, este es tan solo un experimento. Estos dragones que ves aquí son unos de nuestros sujetos de prueba, los primeros que han logrado resistir el virus. Por esa razón es que las manchas rojas no son visibles en sus escamas, a diferencia de los bambúes y animales que viste. Aquellos que no son capaces de tolerarlo, simplemente mueren, como si fuera una simple infección.
Mientras observaba con horror a los espirales. Súbitamente recordé al guardián que habíamos visto anteriormente, él también tenía esas extrañas marcas, pero de un tamaño mucho mayor que la del resto de los infectados. Seguramente el parásito estaba demasiado avanzado en él.
- Sin embargo…- continúo Issei con cierta entretención- ese no es solo uno de los efectos de nuestro experimento.
- ¡¿Qué quieres decir?!
- Ya lo veras…
Entre los bambúes apareció otro espiral. No obstante, este era diferente a los otros. Inmediatamente se abalanzó contra nosotros para atacarnos, incluso Issei y sus seguidores se pusieron en guardia contra él.
- Algunos pierden el control de si mismos- afirmó el Mirror negro- No nos obedecen completamente, por eso es que son peligrosos para la investigación. Usualmente no viven mucho más de lo que lo hicieron los otros.
Tras decir aquello, el espiral comenzó a perseguirnos. Nami y yo escapábamos del ataque del dragón enloquecido. Era realmente fuerte.
Después de mucho escapar, nos vimos acorraladas por el espiral y el resto de sus compañeros, creí que sería mi fin. Sin embargo, cuando estaban a punto de atacarnos, Satoru nos defendió de esos monstruos y fue mordido por uno de ellos.
Issei comprendió que aquel dragón infectado había perdido completamente la razón, por lo que ordeno a sus compañeros retirarse y dejarlo a su suerte. El espiral, tras herir a Satoru comenzó a retorcerse de dolor, moviéndose de un lado para otro como loco, hasta que cayó al suelo y en donde dio su último aliento.
Después de eso, aprovechamos de huir de alguna manera. Los recuerdos de ese momento son algo confusos, ya que era presa del terror y de la desesperación.
Creímos que estaríamos a salvo por ahora. Pero no fue así.
En las escamas de Satoru pequeñas pintas rojas comenzaron lentamente a aparecer. Había sido infectado por los sombra.
Por suerte, en ese entonces, Satoru aún estaba consciente. Podía moverse, por lo que avanzamos un buen tramo, pero luego él empezó a ponerse peor.
Tan solo un día después de ser herido, sus escamas ya estaban mostrando manchas rojas. Cuando le preguntábamos como se sentía, él decía siempre que tenía calor. Pero no nos dejaba tocarlo.
Nami y yo estábamos verdaderamente asustadas: No sabíamos que hacer por Satoru.
Nuestra única opción era volver lo más pronto posible a nuestro clan, y tratar de buscar alguna cura. Pero no era tan fácil como sonaba.
Aunque nos había tomado unos cinco días llegar a la frontera, solo volver desde las Estepas de Céfiro nos tomó tres días. Al final del primer día, nuestro amigo comenzó a volar más lento. Sus escamas eran cada vez más visibles. Incluso, una herida empezaba a aparecer en el lado derecho de su cara, pasando por su ojo. Ninguno se atrevió a hacer un comentario, pero en el fondo, nos dimos cuenta de que si seguíamos así, se acabaría toda esperanza para él.
Unas horas después, mientras íbamos volando, comencé a notar que su vuelo estaba perdiendo mucha fuerza. Le sugerí parar para descansar, pero él no me hizo caso. Cuando le insistí, me miró, enseñando sus dientes, con una expresión que nunca había visto en él. Ese fue el principio del fin.
- Sa... Satoru -dijo Nami horrorizada, al lado mío.
Cuando el imperial pareció recobrar su consciencia, nos miró con una expresión de miedo en los ojos. Era terror de sí mismo.
- Chiai, Nami -comenzó a hablar, bajando el nivel de vuelo- No creo que pueda aguantar mucho más en este estado. A este paso yo... seré un peligro para ustedes.
- No te preocupes por nosotras -le dije de inmediato, respirando hondo. Debía pensar fríamente en esta situación. Un error le podía costar caro a Satoru.
- Creo que lo mejor es que me dejen aquí -murmuró, posando su cuerpo en el suelo. Por su posición, parecía estar muy cansado.
- No. Sabes que no te dejaremos aquí. Mejor intentemos buscar alguna solución sobre como llevarte...
- ¡No quiero que arriesguen sus vidas por mi! -incluso sus gritos parecieron perder fuerza.
Nami, a mi lado, temblaba, mirando al suelo. De repente, movió sus brazos, pegando fuertemente en el piso.
- ¡Cállate, Satoru, esta no es tú decisión! Si nosotras... -hizo una pausa, ante nuestras expresiones de sorpresa- ¡Si nosotras queremos arriesgar nuestras vidas por ti, es nuestra decisión, maldita sea... Así que cállate, y coopera con nostras. ¿Está bien?
La sonrisa de Satoru no se hizo esperar.
- Y ahí va la primera vez que nos gritas... Aaah, y por algo tan inútil como yo.
- ¿Tan inútil cómo tú? -levanté una ceja, sonriendo- Parece que a alguien le dio un golpe de humildad, ¿eh?
- Cállate, Chiai.
Nami hizo un puchero, y nosotros dos reímos, reponiéndonos un poco de las pasadas horas.
- Entonces... ¿qué planean hacer? -la expresión de Satoru era de seriedad.
- Tengo una idea -dijo Nami, de repente.
- ¿Sí? Yo también -agregué- Aunque no creo que sea tan buena.
- Dispara -me indicó Satoru.
Le apunté con un brazo.
- No otra ve-
- ¡BAAAAAANG!
Nami reía a mi lado, Satoru parecía más cabreado que de costumbre.
El sol ya se ponía. Este era nuestro sexto día desde que habíamos salido del clan.
Solo esperaba... que pudiéramos volver, y salvar a Satoru de lo que fuera ese virus.
Tan solo un día después de ser herido, sus escamas ya estaban mostrando manchas rojas. Cuando le preguntábamos como se sentía, él decía siempre que tenía calor. Pero no nos dejaba tocarlo.
Nami y yo estábamos verdaderamente asustadas: No sabíamos que hacer por Satoru.
Nuestra única opción era volver lo más pronto posible a nuestro clan, y tratar de buscar alguna cura. Pero no era tan fácil como sonaba.
Aunque nos había tomado unos cinco días llegar a la frontera, solo volver desde las Estepas de Céfiro nos tomó tres días. Al final del primer día, nuestro amigo comenzó a volar más lento. Sus escamas eran cada vez más visibles. Incluso, una herida empezaba a aparecer en el lado derecho de su cara, pasando por su ojo. Ninguno se atrevió a hacer un comentario, pero en el fondo, nos dimos cuenta de que si seguíamos así, se acabaría toda esperanza para él.
Unas horas después, mientras íbamos volando, comencé a notar que su vuelo estaba perdiendo mucha fuerza. Le sugerí parar para descansar, pero él no me hizo caso. Cuando le insistí, me miró, enseñando sus dientes, con una expresión que nunca había visto en él. Ese fue el principio del fin.
- Sa... Satoru -dijo Nami horrorizada, al lado mío.
Cuando el imperial pareció recobrar su consciencia, nos miró con una expresión de miedo en los ojos. Era terror de sí mismo.
- Chiai, Nami -comenzó a hablar, bajando el nivel de vuelo- No creo que pueda aguantar mucho más en este estado. A este paso yo... seré un peligro para ustedes.
- No te preocupes por nosotras -le dije de inmediato, respirando hondo. Debía pensar fríamente en esta situación. Un error le podía costar caro a Satoru.
- Creo que lo mejor es que me dejen aquí -murmuró, posando su cuerpo en el suelo. Por su posición, parecía estar muy cansado.
- No. Sabes que no te dejaremos aquí. Mejor intentemos buscar alguna solución sobre como llevarte...
- ¡No quiero que arriesguen sus vidas por mi! -incluso sus gritos parecieron perder fuerza.
Nami, a mi lado, temblaba, mirando al suelo. De repente, movió sus brazos, pegando fuertemente en el piso.
- ¡Cállate, Satoru, esta no es tú decisión! Si nosotras... -hizo una pausa, ante nuestras expresiones de sorpresa- ¡Si nosotras queremos arriesgar nuestras vidas por ti, es nuestra decisión, maldita sea... Así que cállate, y coopera con nostras. ¿Está bien?
La sonrisa de Satoru no se hizo esperar.
- Y ahí va la primera vez que nos gritas... Aaah, y por algo tan inútil como yo.
- ¿Tan inútil cómo tú? -levanté una ceja, sonriendo- Parece que a alguien le dio un golpe de humildad, ¿eh?
- Cállate, Chiai.
Nami hizo un puchero, y nosotros dos reímos, reponiéndonos un poco de las pasadas horas.
- Entonces... ¿qué planean hacer? -la expresión de Satoru era de seriedad.
- Tengo una idea -dijo Nami, de repente.
- ¿Sí? Yo también -agregué- Aunque no creo que sea tan buena.
- Dispara -me indicó Satoru.
Le apunté con un brazo.
- No otra ve-
- ¡BAAAAAANG!
Nami reía a mi lado, Satoru parecía más cabreado que de costumbre.
El sol ya se ponía. Este era nuestro sexto día desde que habíamos salido del clan.
Solo esperaba... que pudiéramos volver, y salvar a Satoru de lo que fuera ese virus.
Ya entrada la mañana siguiente las cosas se tornaron aun peor. Las manchas rojas teñían casi todo el cuerpo de Satoru al igual que las heridas. No se podía mover, y se retorcía de dolor mientras gruñía ferozmente.
Nami y yo no sabíamos que hacer. Ya no era posible para él continuar volando, ya que las extrañas lesiones de sus alas eran aún más grandes que en la noche anterior.
Mi amiga comenzó a sollozar. Si no nos apresurábamos sería el fin para Satoru, pero ¿cómo íbamos a ser capaces de volver al clan con él en esas condiciones?
La inseguridad nos invadió por completo. Ninguna de las dos se atrevió a acercarse mucho a él, teníamos miedo de lo que le sucedería. Le dimos a beber todas las medicinas que traíamos con nosotras, pero ninguna tuvo efecto, salvo una que ayudó a disminuirle el dolor.
- Chiai, ve al clan en busca de una medicina, yo me quedare a cargo de Satoru.
- ¡¿Pero qué crees que estás diciendo Nami?! No los dejare aquí solos ¡Es peligroso! ¡¿Y si es sombras los encuentran?!...
- ¡¿No quieres salvarlo?!- gritó Nami mostrando sus colmillos- Eres la más rápida, si te apresuras de seguro llegarás en dos o tres días. Satoru y yo no somos tan débiles como crees.
De mis ojos corrieron lágrimas cuando vi la mirada decidida de mi compañera. Traté de esquivarla, pero ahí estaba el cuerpo de Satoru gravemente herido. No tenía opción, esa era la única posibilidad de
salvarlo, pero el solo pensar que esa podía ser la última vez que los viera con vida me espantaba.
- Vamos Chiai confía en mi, no moriremos antes de que regreses- me dijo suavemente mientras colocaba su frente contra la mía.
- ¿Lo prometes?
- Claro tonta, hemos sido amigos desde hace mucho tiempo, no nos separaremos de esta manera.
Posteriormente tome mi bolso y me prepare para partir. Debía ser fuerte por el bien de los tres, sin embargo, mis pies y mis alas se paralizaron por completo impidiéndome partir. Estaba asustada.
- No seas idiota…- Hablo repentinamente nuestro compañero.
- ¡Satoru!- gritamos las dos sorprendidas.
- Solo ve Chiai…yo estaré bien…No seas una niña llorona como siempre…
De mi boca salió una sutil sonrisa mientras que de mis ojos las lágrimas no cesaban. Confiaría en ellos como siempre lo había hecho siempre. Aún nos quedaba tiempo.
Así fue como nos separamos, y el como comencé mi viaje solitario hacia el clan.
Nami y yo no sabíamos que hacer. Ya no era posible para él continuar volando, ya que las extrañas lesiones de sus alas eran aún más grandes que en la noche anterior.
Mi amiga comenzó a sollozar. Si no nos apresurábamos sería el fin para Satoru, pero ¿cómo íbamos a ser capaces de volver al clan con él en esas condiciones?
La inseguridad nos invadió por completo. Ninguna de las dos se atrevió a acercarse mucho a él, teníamos miedo de lo que le sucedería. Le dimos a beber todas las medicinas que traíamos con nosotras, pero ninguna tuvo efecto, salvo una que ayudó a disminuirle el dolor.
- Chiai, ve al clan en busca de una medicina, yo me quedare a cargo de Satoru.
- ¡¿Pero qué crees que estás diciendo Nami?! No los dejare aquí solos ¡Es peligroso! ¡¿Y si es sombras los encuentran?!...
- ¡¿No quieres salvarlo?!- gritó Nami mostrando sus colmillos- Eres la más rápida, si te apresuras de seguro llegarás en dos o tres días. Satoru y yo no somos tan débiles como crees.
De mis ojos corrieron lágrimas cuando vi la mirada decidida de mi compañera. Traté de esquivarla, pero ahí estaba el cuerpo de Satoru gravemente herido. No tenía opción, esa era la única posibilidad de
salvarlo, pero el solo pensar que esa podía ser la última vez que los viera con vida me espantaba.
- Vamos Chiai confía en mi, no moriremos antes de que regreses- me dijo suavemente mientras colocaba su frente contra la mía.
- ¿Lo prometes?
- Claro tonta, hemos sido amigos desde hace mucho tiempo, no nos separaremos de esta manera.
Posteriormente tome mi bolso y me prepare para partir. Debía ser fuerte por el bien de los tres, sin embargo, mis pies y mis alas se paralizaron por completo impidiéndome partir. Estaba asustada.
- No seas idiota…- Hablo repentinamente nuestro compañero.
- ¡Satoru!- gritamos las dos sorprendidas.
- Solo ve Chiai…yo estaré bien…No seas una niña llorona como siempre…
De mi boca salió una sutil sonrisa mientras que de mis ojos las lágrimas no cesaban. Confiaría en ellos como siempre lo había hecho siempre. Aún nos quedaba tiempo.
Así fue como nos separamos, y el como comencé mi viaje solitario hacia el clan.
No paré ni siquiera a dormir. En dos días, lo único que hice fue volar...
Creo que la angustia me mantenía despierta. No podía pensar en nada más que salvarlos. Él camino fue horrible, pero pude llegar en mucho menos tiempo de lo pensado.
Cuando logré acudir al clan, realmente no podía pensar en nada más. Con las últimas fuerzas, en la entrada de nuestro territorio, y después de haber volado sin parar durante horas y horas, me desplomé en el suelo. Por suerte, Asahi, un skydancer perteneciente a nuestro clan, estaba cerca de ahí, cuando escuchó un ruido. Fue a ver qué era y me vio tirada en el piso.
Lo llamé y le pedí que por favor trajera al líder, sin perder más tiempo.
Qiang llegó en lo que me pareció una eternidad. Mis ojos se cerraban, apenas podía mantener la lucidez.
- ¿Chi... Chiai? ¡¿Qué sucedió?! ¡¿Dónde est...
- Ellos se encuentran en las Estepas de Céfiro, aún. Deben estar casi a la entrada del bosque. Satoru está mal. Muy mal. Fue infectado... -paré un momento, a tomar aire- por un virus que no conocemos. Nami se quedó con él. Debes ir a salvarlos Qiang... por favor... sálvalos...
Entonces, perdí la consciencia. No desperté hasta unos tres días después.
Creo que la angustia me mantenía despierta. No podía pensar en nada más que salvarlos. Él camino fue horrible, pero pude llegar en mucho menos tiempo de lo pensado.
Cuando logré acudir al clan, realmente no podía pensar en nada más. Con las últimas fuerzas, en la entrada de nuestro territorio, y después de haber volado sin parar durante horas y horas, me desplomé en el suelo. Por suerte, Asahi, un skydancer perteneciente a nuestro clan, estaba cerca de ahí, cuando escuchó un ruido. Fue a ver qué era y me vio tirada en el piso.
Lo llamé y le pedí que por favor trajera al líder, sin perder más tiempo.
Qiang llegó en lo que me pareció una eternidad. Mis ojos se cerraban, apenas podía mantener la lucidez.
- ¿Chi... Chiai? ¡¿Qué sucedió?! ¡¿Dónde est...
- Ellos se encuentran en las Estepas de Céfiro, aún. Deben estar casi a la entrada del bosque. Satoru está mal. Muy mal. Fue infectado... -paré un momento, a tomar aire- por un virus que no conocemos. Nami se quedó con él. Debes ir a salvarlos Qiang... por favor... sálvalos...
Entonces, perdí la consciencia. No desperté hasta unos tres días después.
Cuando abrí mis ojos lo primero que visualice fue la silueta de Qiang a mi lado. Traté de levantarme lo más rápido posible para hablar con él, pero mi cuerpo aún seguía débil por el viaje, por lo que caí inmediatamente sobre el lecho en el que estaba.
- Tranquila Chiai, tu cuerpo todavía esta exhausto por lo que debes descansar- dijo el imperial mientras se acercaba a mi.
- Líder… ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que regresé?
- Tres días.
- ¡¿Tres días?!- grite exaltada.
No podía creer que me había atrevido a dormir por tanto tiempo mientras mis amigos estaban en peligro. Era imperdonable, quizás hasta ya era demasiado tarde para salvarlos.
El solo recordar el cuerpo débil y herido de Satoru en las Estepas de céfiro me hizo comenzar a llorar desesperada. Qiang trato de tranquilizarme mientras me pedía una explicación.
- No podremos tomar mediadas al respecto si es que no nos dices que fue lo que ocurrió en la frontera.
Tras calmarme un poco, empecé a contarle todo lo que nos ocurrió en ese lugar. Me tomó bastante tiempo relatarle toda la historia. Le hable de Issei y el virus, la situación actual en la frontera, y el estado actual de Satoru y el peligro que significaba para Nami el estar con él.
Qiang solo me escuchó silenciosamente. Mientras que sus ojos reflejaban una indescriptible furia.
Una vez terminado de contar todo. Le entregue al líder las muestras que Nami y yo habíamos recolectado. Este se las entregó a Asahi y le dio la orden de entregárselo a los investigadores del clan.
Posteriormente me miró con una sonrisa determinada, que me trajo nuevamente las esperanzas.
- No te preocupes Chiai, definitivamente los salvaremos.
- Tranquila Chiai, tu cuerpo todavía esta exhausto por lo que debes descansar- dijo el imperial mientras se acercaba a mi.
- Líder… ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que regresé?
- Tres días.
- ¡¿Tres días?!- grite exaltada.
No podía creer que me había atrevido a dormir por tanto tiempo mientras mis amigos estaban en peligro. Era imperdonable, quizás hasta ya era demasiado tarde para salvarlos.
El solo recordar el cuerpo débil y herido de Satoru en las Estepas de céfiro me hizo comenzar a llorar desesperada. Qiang trato de tranquilizarme mientras me pedía una explicación.
- No podremos tomar mediadas al respecto si es que no nos dices que fue lo que ocurrió en la frontera.
Tras calmarme un poco, empecé a contarle todo lo que nos ocurrió en ese lugar. Me tomó bastante tiempo relatarle toda la historia. Le hable de Issei y el virus, la situación actual en la frontera, y el estado actual de Satoru y el peligro que significaba para Nami el estar con él.
Qiang solo me escuchó silenciosamente. Mientras que sus ojos reflejaban una indescriptible furia.
Una vez terminado de contar todo. Le entregue al líder las muestras que Nami y yo habíamos recolectado. Este se las entregó a Asahi y le dio la orden de entregárselo a los investigadores del clan.
Posteriormente me miró con una sonrisa determinada, que me trajo nuevamente las esperanzas.
- No te preocupes Chiai, definitivamente los salvaremos.
Qiang de inmediato convocó una reunión de los altos mandos del clan. Eso lo incluía a él, a Ryo -el comandante-, y todos los subcomandante -yo, Shen, Yuu y Asahi.
Yo estoy a cargo del grupo de exploración e investigación. Shen está a cargo de las tropas de nuestro clan. Yuu es la especialista en magia e investigación, normalmente nuestros grupos se unen en algunos trabajos. Asahi está a cargo de la defensa de nuestro clan, normalmente supervisa que todo funcione bien. Es como el secretario, pero no le gusta que lo llamen así.
En unos minutos todos estábamos reunidos en el campamento central.
No había tiempo que perder, así que expliqué la situación lo mejor que pude, pero sin demorarme mucho en los detalles innecesarios. Lo más importante en este momento, era salvar a Nami y Satoru.
Sin embargo, la situación no era nada favorable.
¿Qué podíamos hacer con una enfermedad de la qué no sabíamos nada?
Cuando vi que la reunión no estaba llegando a nada, comencé a desesperarme. Si esto seguía así, no tendría más opción que valerme por mi misma, aunque eso significara desobedecer a Qiang, o a quién fuera.
Fue en ese momento de tensión, cuando se me ocurrió una idea. Sinceramente, no estaba segura de ello, pero era la última y única opción que veía en este momento.
Pedí silencio, con lo que todos dejaron de comentar sus impresiones e ideas sobre lo que debíamos hacer de ahora en adelante.
- Yo... tengo una idea -dije, ya decidida a llevarla a cabo.
- Prosigue -me instó Ryo.
- Ustedes saben que yo vengo de Arcano -todos levantaron una ceja, ya que estaba recalcando lo obvio- Bueno, el punto es que mi familia tiene contactos. Muchos contactos. Cuando era pequeña yo tenía una profesora. Era una hechicera Guardián especializada en medicina... ¿Se les ocurre algún nombre?
- No me digas que... -me miró Yuu, sorprendida.
- Sí. Ella es Agrin.
- ¡No puedo creerlo! ¿Conoces a una de las magas más famosas de Flight Rising y no me habías dicho? -las miradas se posaron en Yuu, que sacaba a relucir su pésimo sentido de sociabilización y empatía.
- Eso no importa ahora, Yuu -le regañó Qiang- Entonces, Chiai, ¿tú crees que ella...
- Ella definitivamente podría ayudarme. Quiero ir a verla lo antes posible. Partiré hoy mismo, Qiang.
El imperial carmesí suspiró.
- Entiendo. Asashi, Ryo, prepárense para ir con ella.
Los dos asintieron sin más.
- Yo también iré -afirmó Yuu desde su puesto.
Qiang posó su severa mirada en ella.
- No lo creo.
- Qiang. Por favor. Estas oportunidades no se da dos veces en la vida. Prometo ser de ayuda en todo lo que pueda.
- Que Chiai decida -dijo nuestro líder después de pensarlo un momento- Si ella quiere que vayas, entonces autorizaré que los acompañes. De otro modo, te quedas acá.
Lo miré con sorpresa.
- Yo...
- Hemos terminado. Por favor, necesito que alerten a todos los miembros del clan. En las próximas horas estaremos haciendo una convocación.
Dicho esto, todos salieron de la tienda de bambú, compartiendo expresiones de seriedad.
- Confió en que podrás salvarlos, Chiai. Tú también ten fe en ellos -me dijo Qiang cuando estaba por salir.
- La tengo, no lo dudes.
- Bien. Nos vemos en una hora.
Me dirigí hacia mi habitación pensando en lo satisfecha que estaba con nuestro equipo.
Asahi era un curador y soporte en las batallas, por lo que sería muy útil en caso de enfrentarnos en alguna pelea. Ryo, como comandante de nuestro clan, es muy fuerte. Es un imperial, y creo que solo Qiang podría superarlo en combate, de todos los dragones que he conocido durante mi vida.
Sin embargo, aún quedaba resolver lo de Yuu...
Cuando finalmente volví a mi habitación, la Guardián azul me estaba esperando en la puerta.
- ¿Entonces?
Intenté pensarlo por algunos momentos, pero pronto llegué a la conclusión de que, en realidad, no habría forma de convencer a la maga de quedarse.
- Haz lo que desees, Yuu -esta era mi decisión final- Solo no seas una molestia.
- Creo que te has emblandecido con el tiempo -sonrió, realmente feliz de poder ir con nosotros- Gracias.
- Anda a preparar lo que necesites en este momento. Ya oíste, nos vamos en una hora.
- Creo que a alguien se le subieron los humos a la cabeza. Antes que todo, quiero revisar cómo estás.
Se acercó un poco a mi, reduciendo las distancias.
- No creo que... -retrocedí unos pasos.
- No me importa lo que creas. Necesitas comer y alguna infusiones. Ya te había revisado antes, cuando llegaste. Eras un desastre. Ahora pareces un poco mejor, para ser sincera.
Suspiré, rindiendome.
- Entra.
Abrí la puerta de mi habitación, por la que saldría una hora después, lista para partir.
Yo estoy a cargo del grupo de exploración e investigación. Shen está a cargo de las tropas de nuestro clan. Yuu es la especialista en magia e investigación, normalmente nuestros grupos se unen en algunos trabajos. Asahi está a cargo de la defensa de nuestro clan, normalmente supervisa que todo funcione bien. Es como el secretario, pero no le gusta que lo llamen así.
En unos minutos todos estábamos reunidos en el campamento central.
No había tiempo que perder, así que expliqué la situación lo mejor que pude, pero sin demorarme mucho en los detalles innecesarios. Lo más importante en este momento, era salvar a Nami y Satoru.
Sin embargo, la situación no era nada favorable.
¿Qué podíamos hacer con una enfermedad de la qué no sabíamos nada?
Cuando vi que la reunión no estaba llegando a nada, comencé a desesperarme. Si esto seguía así, no tendría más opción que valerme por mi misma, aunque eso significara desobedecer a Qiang, o a quién fuera.
Fue en ese momento de tensión, cuando se me ocurrió una idea. Sinceramente, no estaba segura de ello, pero era la última y única opción que veía en este momento.
Pedí silencio, con lo que todos dejaron de comentar sus impresiones e ideas sobre lo que debíamos hacer de ahora en adelante.
- Yo... tengo una idea -dije, ya decidida a llevarla a cabo.
- Prosigue -me instó Ryo.
- Ustedes saben que yo vengo de Arcano -todos levantaron una ceja, ya que estaba recalcando lo obvio- Bueno, el punto es que mi familia tiene contactos. Muchos contactos. Cuando era pequeña yo tenía una profesora. Era una hechicera Guardián especializada en medicina... ¿Se les ocurre algún nombre?
- No me digas que... -me miró Yuu, sorprendida.
- Sí. Ella es Agrin.
- ¡No puedo creerlo! ¿Conoces a una de las magas más famosas de Flight Rising y no me habías dicho? -las miradas se posaron en Yuu, que sacaba a relucir su pésimo sentido de sociabilización y empatía.
- Eso no importa ahora, Yuu -le regañó Qiang- Entonces, Chiai, ¿tú crees que ella...
- Ella definitivamente podría ayudarme. Quiero ir a verla lo antes posible. Partiré hoy mismo, Qiang.
El imperial carmesí suspiró.
- Entiendo. Asashi, Ryo, prepárense para ir con ella.
Los dos asintieron sin más.
- Yo también iré -afirmó Yuu desde su puesto.
Qiang posó su severa mirada en ella.
- No lo creo.
- Qiang. Por favor. Estas oportunidades no se da dos veces en la vida. Prometo ser de ayuda en todo lo que pueda.
- Que Chiai decida -dijo nuestro líder después de pensarlo un momento- Si ella quiere que vayas, entonces autorizaré que los acompañes. De otro modo, te quedas acá.
Lo miré con sorpresa.
- Yo...
- Hemos terminado. Por favor, necesito que alerten a todos los miembros del clan. En las próximas horas estaremos haciendo una convocación.
Dicho esto, todos salieron de la tienda de bambú, compartiendo expresiones de seriedad.
- Confió en que podrás salvarlos, Chiai. Tú también ten fe en ellos -me dijo Qiang cuando estaba por salir.
- La tengo, no lo dudes.
- Bien. Nos vemos en una hora.
Me dirigí hacia mi habitación pensando en lo satisfecha que estaba con nuestro equipo.
Asahi era un curador y soporte en las batallas, por lo que sería muy útil en caso de enfrentarnos en alguna pelea. Ryo, como comandante de nuestro clan, es muy fuerte. Es un imperial, y creo que solo Qiang podría superarlo en combate, de todos los dragones que he conocido durante mi vida.
Sin embargo, aún quedaba resolver lo de Yuu...
Cuando finalmente volví a mi habitación, la Guardián azul me estaba esperando en la puerta.
- ¿Entonces?
Intenté pensarlo por algunos momentos, pero pronto llegué a la conclusión de que, en realidad, no habría forma de convencer a la maga de quedarse.
- Haz lo que desees, Yuu -esta era mi decisión final- Solo no seas una molestia.
- Creo que te has emblandecido con el tiempo -sonrió, realmente feliz de poder ir con nosotros- Gracias.
- Anda a preparar lo que necesites en este momento. Ya oíste, nos vamos en una hora.
- Creo que a alguien se le subieron los humos a la cabeza. Antes que todo, quiero revisar cómo estás.
Se acercó un poco a mi, reduciendo las distancias.
- No creo que... -retrocedí unos pasos.
- No me importa lo que creas. Necesitas comer y alguna infusiones. Ya te había revisado antes, cuando llegaste. Eras un desastre. Ahora pareces un poco mejor, para ser sincera.
Suspiré, rindiendome.
- Entra.
Abrí la puerta de mi habitación, por la que saldría una hora después, lista para partir.
Una vez que partimos Ryo y yo tomamos la delantera, ya que Asahi y Yuu serían nuestros soportes. Teníamos que ser rápidos y evitar Plaga a toda costa.
- ¿Dónde dijiste que estaban Satoru y Nami?- preguntó el Skydancer una vez que empezamos el vuelo.
- En las Estepas de céfiro, pero tendremos que ir directo a Arcano. Lo que nos tomara varios días.
- ¿Cuánto tiempo crees que resista Satoru el virus?- interrogó ahora Ryo con seriedad.
- Emmm…Por la condición que tenía antes de irme, pienso que lo máximo sería una semana o algo un poco más. Pero si descontamos los días que me llevó volver al clan más el que estuve inconsciente, debó decir que el tiempo nos juega en contra…
- Ya veo…
El comandante guardo silenció por unos segundos, para luego darnos la señal de acelerar aún más el vuelo. Era entendible, no podríamos relajarnos. Por suerte esta vez trajimos con nosotros muchas pócimas que nos ayudarían a restaurar nuestra energía durante el trayecto.
Fueron largas horas de viaje, no dormimos ni comimos. Solo nos deteníamos para beber la poción y continuar adelante. Era una misión desesperante. Sentía que en cada minuto que pasaba, Satoru estaba más cerca de la muerte.
Para ser sincera, ni yo misma esperaba que fuéramos tan rápidos. En menos de dos días pasamos la frontera, fue doloroso pasar por donde estaban mis compañeros, pero era necesario para su bien.
Ya no faltaba mucho para llegar a Arcano. No estábamos muy lejos.
- ¿Dónde dijiste que estaban Satoru y Nami?- preguntó el Skydancer una vez que empezamos el vuelo.
- En las Estepas de céfiro, pero tendremos que ir directo a Arcano. Lo que nos tomara varios días.
- ¿Cuánto tiempo crees que resista Satoru el virus?- interrogó ahora Ryo con seriedad.
- Emmm…Por la condición que tenía antes de irme, pienso que lo máximo sería una semana o algo un poco más. Pero si descontamos los días que me llevó volver al clan más el que estuve inconsciente, debó decir que el tiempo nos juega en contra…
- Ya veo…
El comandante guardo silenció por unos segundos, para luego darnos la señal de acelerar aún más el vuelo. Era entendible, no podríamos relajarnos. Por suerte esta vez trajimos con nosotros muchas pócimas que nos ayudarían a restaurar nuestra energía durante el trayecto.
Fueron largas horas de viaje, no dormimos ni comimos. Solo nos deteníamos para beber la poción y continuar adelante. Era una misión desesperante. Sentía que en cada minuto que pasaba, Satoru estaba más cerca de la muerte.
Para ser sincera, ni yo misma esperaba que fuéramos tan rápidos. En menos de dos días pasamos la frontera, fue doloroso pasar por donde estaban mis compañeros, pero era necesario para su bien.
Ya no faltaba mucho para llegar a Arcano. No estábamos muy lejos.
Al terminar el tercer día de viaje, estábamos ya casi en el Observatorio: el lugar dónde residen los clanes más grandes y respetados de Arcano. También, donde vivía mi familia.
No podía negar el nerviosismo que me embargó cuando divisé la entrada de mi clan, a lo lejos, igual de imponente el día que la dejé. Tomé aire, dándome valor. Esto era necesario.
En la entrada, había una gran puerta. Sinceramente, no quería volver a mis padres en este momento. Probablemente retrasarían todo, e incluso tratarían de convencerme de que me quedara con ellos. Lo mejor, era hablar intentar hablar con Chelly. Ella era la hija de una maga de bajo rango del clan. Habíamos crecido juntas, de hecho. Era una de las pocas personas en las que podía confiar plenamente.
- ¿Chiai? -me llamó Ryo desde mi espalda- ¿Qué haremos ahora?
- Necesito que ustedes se queden aquí. Preferentemente a unos cuantos metros, para no levantar muchas sospechas.
- Entendido -dijo Asahi. Con eso, los tres retrocedieron, escondiéndose en uno de los pasillos del observatorio.
Aquí vamos.
Tomé aire, y comencé a tararear una canción. No había mucho ruido en el lugar. El eco de mi silbido pronto comenzó a llenar el Observatorio. De repente, escuché un silbido como respuesta. Mi corazón comenzó a latir, sencillamente feliz de que Chelly todavía recordara la señal. En unos segundos, escuché a alguien abrir la puerta. Me escondí en una esquina, tomando las precauciones que debía.
De la entrada salió un gran Guardían de alas azules, que captaron mi atención de inmediato. Chelly realmente había crecido mucho. Ella cerró la puerta con cuidado, mirando hacia todos lados con lágrimas en los ojos.
Salí de mi escondite, volando hacia el lugar dónde ella se encontraba.
- ¿Chi...ai? ¡No puedo creerlo!
Nos envolvimos en un abrazo.
- Siento venir a verte en esta situación, Chelly. No tengo mucho tiempo para explicarlo, pero necesito tú ayuda.
- ¿Qué sucede? -dijo, temerosa.
- Mis amigos... están en peligro. Todo Flight Rising está en peligro.
Mi expresión seria le indicó que no estaba bromeando.
- ¿En qué puedo ayudarte, Chiai? Yo tampoco tengo mucho tiempo antes de que noten mi ausencia.
- Yo... necesito encontrar a Agrin.
- Mala noticias.
- ¿Qué quier...
- Ella no está aquí en este momento, Chiai. Se dirigiré hacia Dragonhome; partió hace más o menos una hora atrás. Va con una carga de libros, así que probablemente no hayan avanzado mucho.
- Debo alcanzarla lo más pronto posible. Esto es de vida o muerte. No puedo perder ningún segundo... Siento esto, Chelly. Lo siento mucho.
Lágrimas comenzaron a salir de mi rostro. Eran tantas emociones que no podía expresar: la felicidad de ver a Chelly otra vez, la angustia de no saber si podría salvar a Nami y a Satoru, el tener que despedirme de mi amiga otra vez, dejarla atrás como lo había hecho algunos años antes.
Era realmente terrible lidear con todas esas emociones.
- Todo estará bien, Chiai -me apretó en un último abrazo- Sé que eres fuerte. Nos volveremos a ver otra vez.
- Cuenta con eso. Gracias, Chelly.
Di la vuelta, dejando ir la calidez de la Guardián.
Intenté parar mis lágrimas, pero estas simplemente no se detenían.
Cuando di la vuelta, ahí estaban esperando mis tres compañeros.
- ¿Chi...ai?
Yuu me miró con sorpresa. En todo este tiempo, nunca me había visto llorar.
- No te precupes, se me pasará. Agrin está en camino a Dragonhome. Salió hace muy poco tiempo, si nos apuramos, podremos alcanzarla.
- Andando.
Todos nos dispusimos para empezar un nuevo viaje. Yuu me ofreció dos pociones, que acepté y bebí de un trago. Una nueva carga de energía me recorrió de arriba a bajo.
- ¿Todos listos? -preguntó Ryo, posicionándose a mi lado.
Las afirmaciones no tardaron en aparecer.
Estiré mis alas, tensando mis músculos. Continuaba nuestra carrera contra el reloj.
No podía negar el nerviosismo que me embargó cuando divisé la entrada de mi clan, a lo lejos, igual de imponente el día que la dejé. Tomé aire, dándome valor. Esto era necesario.
En la entrada, había una gran puerta. Sinceramente, no quería volver a mis padres en este momento. Probablemente retrasarían todo, e incluso tratarían de convencerme de que me quedara con ellos. Lo mejor, era hablar intentar hablar con Chelly. Ella era la hija de una maga de bajo rango del clan. Habíamos crecido juntas, de hecho. Era una de las pocas personas en las que podía confiar plenamente.
- ¿Chiai? -me llamó Ryo desde mi espalda- ¿Qué haremos ahora?
- Necesito que ustedes se queden aquí. Preferentemente a unos cuantos metros, para no levantar muchas sospechas.
- Entendido -dijo Asahi. Con eso, los tres retrocedieron, escondiéndose en uno de los pasillos del observatorio.
Aquí vamos.
Tomé aire, y comencé a tararear una canción. No había mucho ruido en el lugar. El eco de mi silbido pronto comenzó a llenar el Observatorio. De repente, escuché un silbido como respuesta. Mi corazón comenzó a latir, sencillamente feliz de que Chelly todavía recordara la señal. En unos segundos, escuché a alguien abrir la puerta. Me escondí en una esquina, tomando las precauciones que debía.
De la entrada salió un gran Guardían de alas azules, que captaron mi atención de inmediato. Chelly realmente había crecido mucho. Ella cerró la puerta con cuidado, mirando hacia todos lados con lágrimas en los ojos.
Salí de mi escondite, volando hacia el lugar dónde ella se encontraba.
- ¿Chi...ai? ¡No puedo creerlo!
Nos envolvimos en un abrazo.
- Siento venir a verte en esta situación, Chelly. No tengo mucho tiempo para explicarlo, pero necesito tú ayuda.
- ¿Qué sucede? -dijo, temerosa.
- Mis amigos... están en peligro. Todo Flight Rising está en peligro.
Mi expresión seria le indicó que no estaba bromeando.
- ¿En qué puedo ayudarte, Chiai? Yo tampoco tengo mucho tiempo antes de que noten mi ausencia.
- Yo... necesito encontrar a Agrin.
- Mala noticias.
- ¿Qué quier...
- Ella no está aquí en este momento, Chiai. Se dirigiré hacia Dragonhome; partió hace más o menos una hora atrás. Va con una carga de libros, así que probablemente no hayan avanzado mucho.
- Debo alcanzarla lo más pronto posible. Esto es de vida o muerte. No puedo perder ningún segundo... Siento esto, Chelly. Lo siento mucho.
Lágrimas comenzaron a salir de mi rostro. Eran tantas emociones que no podía expresar: la felicidad de ver a Chelly otra vez, la angustia de no saber si podría salvar a Nami y a Satoru, el tener que despedirme de mi amiga otra vez, dejarla atrás como lo había hecho algunos años antes.
Era realmente terrible lidear con todas esas emociones.
- Todo estará bien, Chiai -me apretó en un último abrazo- Sé que eres fuerte. Nos volveremos a ver otra vez.
- Cuenta con eso. Gracias, Chelly.
Di la vuelta, dejando ir la calidez de la Guardián.
Intenté parar mis lágrimas, pero estas simplemente no se detenían.
Cuando di la vuelta, ahí estaban esperando mis tres compañeros.
- ¿Chi...ai?
Yuu me miró con sorpresa. En todo este tiempo, nunca me había visto llorar.
- No te precupes, se me pasará. Agrin está en camino a Dragonhome. Salió hace muy poco tiempo, si nos apuramos, podremos alcanzarla.
- Andando.
Todos nos dispusimos para empezar un nuevo viaje. Yuu me ofreció dos pociones, que acepté y bebí de un trago. Una nueva carga de energía me recorrió de arriba a bajo.
- ¿Todos listos? -preguntó Ryo, posicionándose a mi lado.
Las afirmaciones no tardaron en aparecer.
Estiré mis alas, tensando mis músculos. Continuaba nuestra carrera contra el reloj.
Mientras volábamos a nuestro destino, evoque todos los recuerdos que tenía junto a Agrin. Ella era sin duda la mejor maga que he conocido durante toda mi vida, de niña aprendí innumerables hechizos y cosas por el estilo con ella, por lo que estaba segura de que definitivamente lograríamos salvar a Satoru y Flight Rising si es que contábamos con su ayuda.
Afortunadamente, Dragonhome no estaba muy lejos de Arcano. Cada kilómetro que nos acercábamos al territorio, el aire se volvía más denso y caluroso. Lo que me traía cada vez más esperanzas, y a su vez energía.
No nos detuvimos ni un solo instante ni siquiera para beber una poción, ya que habían muchas probabilidades de encontrarnos con la maga si es que nos apresurábamos un poco más. Ella nunca fue una gran voladora, ni menos ahora que llevaba una carga de libros como dijo Chelly. Lo que nos hizo creer que no debía estar muy alejada de nosotros.
Viajamos si cesar por horas, habíamos perdido por completo la noción del tiempo. Ni nos dimos cuenta de que ya había anochecido.
No obstante, nuestra travesía se vio obstaculizada por algo realmente inesperado.
Repentinamente, oímos un grito proveniente de Yuu. Ryo y yo, nos volteamos molestos para preguntarle lo que ocurría, y en ese momento vimos lo último que se nos podría haber ocurrido. Tras ellos, un enorme grupo de sombras se acercaban a toda velocidad hacia nosotros.
- Esto es malo…- Murmure temerosa.
- Ire a detenerlos, ustedes sigan adelante…- Dijo Ryo decidido a pelear.
- ¡Ni se te ocurra hacerlo!- le grite enfadada- Ellos no son dragones normales… están infectados.
Tras decir esto, la expresión de los rostros de mis compañeros cambió súbitamente. Yuu estaba asustada, Asahi reflejaba su evidente preocupación, y Ryo mostraba su irritación al no poder hacer nada al respecto. Ninguno se atrevió a proponer algún plan, era al única que conocía el horror del virus, por lo que debíamos evitar cualquier peligro.
Escapamos cuanto pudimos, pero lamentablemente no nos quedaban energías. No habíamos bebido ninguna pócima durante el trayecto, fue un gran error de nuestra parte. Confiamos demasiado en que nos toparíamos con Agrin antes de tiempo.
Los sombras se acercaron cada vez más, hasta que estuvieron prácticamente detrás de Yuu y Asahi. Intentamos esquivarlos ocultándonos en las nubes, no obstante, ni con eso logramos perderlos de vista.
De alguna manera Yuu y yo terminamos separadas de los otros, y posteriormente, quede completamente sola. Diez de las sombras me perseguían solamente a mí.
Fue una persecución de locos, hui casi un día completo de ellos e incluso llegue a ser herida por uno de ellos, gracias a l cielo, no fui contagiada. Pero ese ataque hizo que llegara rápidamente a mi limite.
Cuando eso ocurrió, ya estaba prácticamente en Dragonhome. Pero si bajaba allí, sería atacada por ellos. Por lo que solo me quedaron dos opciones: detenerme en tu territorio o seguir adelante y entrar a una tormenta de arena.
Obviamente elegí la segunda alternativa.
Afortunadamente, Dragonhome no estaba muy lejos de Arcano. Cada kilómetro que nos acercábamos al territorio, el aire se volvía más denso y caluroso. Lo que me traía cada vez más esperanzas, y a su vez energía.
No nos detuvimos ni un solo instante ni siquiera para beber una poción, ya que habían muchas probabilidades de encontrarnos con la maga si es que nos apresurábamos un poco más. Ella nunca fue una gran voladora, ni menos ahora que llevaba una carga de libros como dijo Chelly. Lo que nos hizo creer que no debía estar muy alejada de nosotros.
Viajamos si cesar por horas, habíamos perdido por completo la noción del tiempo. Ni nos dimos cuenta de que ya había anochecido.
No obstante, nuestra travesía se vio obstaculizada por algo realmente inesperado.
Repentinamente, oímos un grito proveniente de Yuu. Ryo y yo, nos volteamos molestos para preguntarle lo que ocurría, y en ese momento vimos lo último que se nos podría haber ocurrido. Tras ellos, un enorme grupo de sombras se acercaban a toda velocidad hacia nosotros.
- Esto es malo…- Murmure temerosa.
- Ire a detenerlos, ustedes sigan adelante…- Dijo Ryo decidido a pelear.
- ¡Ni se te ocurra hacerlo!- le grite enfadada- Ellos no son dragones normales… están infectados.
Tras decir esto, la expresión de los rostros de mis compañeros cambió súbitamente. Yuu estaba asustada, Asahi reflejaba su evidente preocupación, y Ryo mostraba su irritación al no poder hacer nada al respecto. Ninguno se atrevió a proponer algún plan, era al única que conocía el horror del virus, por lo que debíamos evitar cualquier peligro.
Escapamos cuanto pudimos, pero lamentablemente no nos quedaban energías. No habíamos bebido ninguna pócima durante el trayecto, fue un gran error de nuestra parte. Confiamos demasiado en que nos toparíamos con Agrin antes de tiempo.
Los sombras se acercaron cada vez más, hasta que estuvieron prácticamente detrás de Yuu y Asahi. Intentamos esquivarlos ocultándonos en las nubes, no obstante, ni con eso logramos perderlos de vista.
De alguna manera Yuu y yo terminamos separadas de los otros, y posteriormente, quede completamente sola. Diez de las sombras me perseguían solamente a mí.
Fue una persecución de locos, hui casi un día completo de ellos e incluso llegue a ser herida por uno de ellos, gracias a l cielo, no fui contagiada. Pero ese ataque hizo que llegara rápidamente a mi limite.
Cuando eso ocurrió, ya estaba prácticamente en Dragonhome. Pero si bajaba allí, sería atacada por ellos. Por lo que solo me quedaron dos opciones: detenerme en tu territorio o seguir adelante y entrar a una tormenta de arena.
Obviamente elegí la segunda alternativa.
- Esa es mi historia, Taiyou -sentenció la espiral, con un tono sombrío.
Revivir los recuerdos era doloroso. Realmente doloroso.
- Tengo que admitir que... me has dejado sin palabras.
Chiai miró al imperial, que lucía perpelejo.
- Lamento por todo lo que has tenido que pasar.
- No lo sientas -le respondió ella- No quiero tu lástima.
- No es eso... -susurró.
- ¿Qué?
- Yo no siento lástima por ti -enfrentó su mirada, parecía melancólico- En realidad... Te envidio.
- ¿Envidia? ¿Es en se-
- Bueno... tienes amigos en quienes puedes confiar, a los que amas... Tienes un lugar al que puedes llamar hogar.
Chiai no supo como sentirse en ese momento. Ver a Taiyou con esa expresión era sorprendente, por decir poco. Sin embargo, sabía que no debía tener lástima por él. Porque después de todo, él era el único culpable de su frustración.
- Ese es tu problema -movió su cola para apuntarlo- Si es que no puedes llamar a este lugar tú hogar, ¿qué haces todavía aquí?
- No es tan fácil... Dejar todo atrás.
- Yo me fui de mi clan hace años atrás. Lo dejé para ir a explorar. Mi hogar iba a ser el mundo, ¿entiendes eso? Yo no quería nada más. Aún así... conseguí algo mucho mejor. Conseguí una familia -sonrió, ante el recuerdo de su clan- Yo creo que tú también deberías darte un oportunidad.
- Entonces... ¿me dejarías ir contigo?
- ¿Aún sigues-
- ¿Me dejarás ir contigo, Chiai?
Su mirada era de completa seriedad. Casi no era una petición; parecía más una afirmación.
La espiral sonrió ante su determinación.
- Primero, quiero conocerte un poco mejor. No puedo dejar que cualquier extraño se involucre en mi misión, ¿no?
Chiai no admitiría, ni en cien años, lo curiosa que estaba sobre ese extraño dragón llamado Taiyou.
Revivir los recuerdos era doloroso. Realmente doloroso.
- Tengo que admitir que... me has dejado sin palabras.
Chiai miró al imperial, que lucía perpelejo.
- Lamento por todo lo que has tenido que pasar.
- No lo sientas -le respondió ella- No quiero tu lástima.
- No es eso... -susurró.
- ¿Qué?
- Yo no siento lástima por ti -enfrentó su mirada, parecía melancólico- En realidad... Te envidio.
- ¿Envidia? ¿Es en se-
- Bueno... tienes amigos en quienes puedes confiar, a los que amas... Tienes un lugar al que puedes llamar hogar.
Chiai no supo como sentirse en ese momento. Ver a Taiyou con esa expresión era sorprendente, por decir poco. Sin embargo, sabía que no debía tener lástima por él. Porque después de todo, él era el único culpable de su frustración.
- Ese es tu problema -movió su cola para apuntarlo- Si es que no puedes llamar a este lugar tú hogar, ¿qué haces todavía aquí?
- No es tan fácil... Dejar todo atrás.
- Yo me fui de mi clan hace años atrás. Lo dejé para ir a explorar. Mi hogar iba a ser el mundo, ¿entiendes eso? Yo no quería nada más. Aún así... conseguí algo mucho mejor. Conseguí una familia -sonrió, ante el recuerdo de su clan- Yo creo que tú también deberías darte un oportunidad.
- Entonces... ¿me dejarías ir contigo?
- ¿Aún sigues-
- ¿Me dejarás ir contigo, Chiai?
Su mirada era de completa seriedad. Casi no era una petición; parecía más una afirmación.
La espiral sonrió ante su determinación.
- Primero, quiero conocerte un poco mejor. No puedo dejar que cualquier extraño se involucre en mi misión, ¿no?
Chiai no admitiría, ni en cien años, lo curiosa que estaba sobre ese extraño dragón llamado Taiyou.
Taiyou suspiró resignado al ver que no podría persuadir a la espiral tan fácilmente. Bueno, era algo comprensible, ya que ella le había contado toda su historia siendo que era un completo extraño.
Meditó por unos cuantos segundos, ya que no sabía por donde empezar. Consideraba que su vida no era para nada emocionante ni tampoco tenía ninguna anécdota relevante que contar.
- Estoy esperando- habló Chiai para apresurarlo.
- Ya, ya. Solo estaba pensando por donde comenzar- se quejó el imperial.
- Entonces empieza- le sonrió la espiral con picardía.
- Bueno, bueno. Como ya debes saber señorita “mejor exploradora e investigadora del clan del viento”, estas tierras se caracterizan fundamentalmente por su sequía ¿No es así?
- ¡Claro que lo se!- contestó Chiai molesta por la burla.
El imperial rio al ver la expresión molesta de la espiral, ya que era exactamente la que se había imaginado que pondría. Quiso incluso molestarla un poco más, pero no era el momento idóneo para hacerlo. El tiempo no estaba a favor de Chiai, por lo que él no debía gastarle mucho tiempo contándole sobre él.
- Como decía…esas condiciones provocan que nuestra agua y alimento sea bastante escasa. Lo que nos volvió a través del tiempo una comunidad bastante jerarquizada y rígida, debido a las diversas batallas internas que ocurrieron en el pasado, con el fin de subsistir.
Nuestro líder, se encargó de dividir nuestra sociedad en cuatro rangos distintos para regular nuestro abastecimiento de suministros, no hablare de ello ya que es un fastidió tremendo y me da pereza explicarlo…Pero el punto es que mi familia pertenece al segundo rango, formado principalmente por miembros con sangre guerrera, quienes están encargados de proteger al clan y de cargos importantes…
- ¿Y quiénes son los del primer rango?- interrumpió Chiai bastante curiosa
- El líder y los altos mandos.
- ¿Y los del tercero?
- Los que se encargan de repartir los víveres y verificar el abastecimiento de alimento.
- ¿Y…?
- ¡Hey, hey, hey! ¿A caso serás tú ahora la que me interrumpa?- interrogó Taiyou alzando una ceja.
- ¡Oye! Tu también me interrumpiste bastante ¿ Se te olvida?
Taiyou guardó silencio molesto, nuevamente había perdido contra la espiral quien lo miraba victoriosa.
- Sigue por favor- Pidió Chiai mientras le dedicaba una sonrisa burlona.
- Eres más molesta de lo que pensé ¿No es así?
- Puede ser ¿Quién sabe? Ahora prosigue.
- Bueno, siguiendo con lo que decía antes de que la señorita exploradora me interrumpiera… Soy parte del segundo rango.
Mis padres fueron los más poderosos guerreros del clan, por lo que fui instruido para ser un gran peleador como ellos… Entrené desde muy temprana edad en el coliseo y me enseñaron todo lo que se debía saber acerca del territorio y el pueblo. No es nada de lo que me orgullezca o me interese realmente, esos fueron solo unos de los tantos pasos para convertirme en un candidato para ser el próximo líder…
- ¡¿Lider?!- Gritó la espiral exaltada. No podía creer lo que aquel imperial carmesí le estaba diciendo con tanta indiferencia.
- Tal como oyes, la cabeza del clan solo tiene una hija llamada Hyeri. Es una dragona muy agradable y hermosa. Muchos están locos por ella y mueren por ser elegidos como su prometido y ser el próximo jefe…lamentablemente soy uno de los favoritos…
- ¿Lamentablemente?
- Aunque no lo creas, no estoy interesado en ser el líder de estas tierras secas y llenas de piedras…Ya me aburro demasiado como para tener que gastar el tiempo en que podría dormir, en encargarme de todo el clan. Además de eso debo hacer algo primero que todo.
- ¿Qué cosa?- pregunto Chiai cada vez más y más intrigada.
- ¿Nunca te han enseñado a escuchar?- Rio Taiyou- Ahora me has interrumpido más veces de lo que yo hice… Lo que yo deseo…Es encontrar a Haru, mi hermana adoptiva de la cual me separa hace ya varios años.
Meditó por unos cuantos segundos, ya que no sabía por donde empezar. Consideraba que su vida no era para nada emocionante ni tampoco tenía ninguna anécdota relevante que contar.
- Estoy esperando- habló Chiai para apresurarlo.
- Ya, ya. Solo estaba pensando por donde comenzar- se quejó el imperial.
- Entonces empieza- le sonrió la espiral con picardía.
- Bueno, bueno. Como ya debes saber señorita “mejor exploradora e investigadora del clan del viento”, estas tierras se caracterizan fundamentalmente por su sequía ¿No es así?
- ¡Claro que lo se!- contestó Chiai molesta por la burla.
El imperial rio al ver la expresión molesta de la espiral, ya que era exactamente la que se había imaginado que pondría. Quiso incluso molestarla un poco más, pero no era el momento idóneo para hacerlo. El tiempo no estaba a favor de Chiai, por lo que él no debía gastarle mucho tiempo contándole sobre él.
- Como decía…esas condiciones provocan que nuestra agua y alimento sea bastante escasa. Lo que nos volvió a través del tiempo una comunidad bastante jerarquizada y rígida, debido a las diversas batallas internas que ocurrieron en el pasado, con el fin de subsistir.
Nuestro líder, se encargó de dividir nuestra sociedad en cuatro rangos distintos para regular nuestro abastecimiento de suministros, no hablare de ello ya que es un fastidió tremendo y me da pereza explicarlo…Pero el punto es que mi familia pertenece al segundo rango, formado principalmente por miembros con sangre guerrera, quienes están encargados de proteger al clan y de cargos importantes…
- ¿Y quiénes son los del primer rango?- interrumpió Chiai bastante curiosa
- El líder y los altos mandos.
- ¿Y los del tercero?
- Los que se encargan de repartir los víveres y verificar el abastecimiento de alimento.
- ¿Y…?
- ¡Hey, hey, hey! ¿A caso serás tú ahora la que me interrumpa?- interrogó Taiyou alzando una ceja.
- ¡Oye! Tu también me interrumpiste bastante ¿ Se te olvida?
Taiyou guardó silencio molesto, nuevamente había perdido contra la espiral quien lo miraba victoriosa.
- Sigue por favor- Pidió Chiai mientras le dedicaba una sonrisa burlona.
- Eres más molesta de lo que pensé ¿No es así?
- Puede ser ¿Quién sabe? Ahora prosigue.
- Bueno, siguiendo con lo que decía antes de que la señorita exploradora me interrumpiera… Soy parte del segundo rango.
Mis padres fueron los más poderosos guerreros del clan, por lo que fui instruido para ser un gran peleador como ellos… Entrené desde muy temprana edad en el coliseo y me enseñaron todo lo que se debía saber acerca del territorio y el pueblo. No es nada de lo que me orgullezca o me interese realmente, esos fueron solo unos de los tantos pasos para convertirme en un candidato para ser el próximo líder…
- ¡¿Lider?!- Gritó la espiral exaltada. No podía creer lo que aquel imperial carmesí le estaba diciendo con tanta indiferencia.
- Tal como oyes, la cabeza del clan solo tiene una hija llamada Hyeri. Es una dragona muy agradable y hermosa. Muchos están locos por ella y mueren por ser elegidos como su prometido y ser el próximo jefe…lamentablemente soy uno de los favoritos…
- ¿Lamentablemente?
- Aunque no lo creas, no estoy interesado en ser el líder de estas tierras secas y llenas de piedras…Ya me aburro demasiado como para tener que gastar el tiempo en que podría dormir, en encargarme de todo el clan. Además de eso debo hacer algo primero que todo.
- ¿Qué cosa?- pregunto Chiai cada vez más y más intrigada.
- ¿Nunca te han enseñado a escuchar?- Rio Taiyou- Ahora me has interrumpido más veces de lo que yo hice… Lo que yo deseo…Es encontrar a Haru, mi hermana adoptiva de la cual me separa hace ya varios años.
- ¿Dónde está tú hermana adoptiva?
- Ella... dejó Dragonhome.
- No me digas -dijo la espiral, rodando los ojos.
- Bueno, para que contarte si es que lo sabes tooodo..
- Está bieeen. Prosigue -Chiai hizo un puchero, resignada.
- Mis padres la adoptaron cuando aún era bastante pequeña. Es una dragón hielo. Supongo que nunca pudo acostumbrarse bien al clima -sonrió al recordar las tardes en donde jugaba con su hermana menor, que siempre parecía cansada- Fue en busca de sus padres. Según lo que ella había podido averiguar, eran exploradores. Igual que cierta presumida que está conmigo en este momento.
Chiai le sacó la lengua ante el comentario. Taiyou solo sonrió.
- Ellos no podían cuidarla. Después de un tiempo, sus padres se separaron y la pusieron en adopción. Mi madre la trajo a casa, porque pensó que haría una buena pareja conmigo. Sin embargo, crecimos como hermanos. Al final, ella se fue sin el consentimiento de mis padres. Supongo que ellos nunca podrán perdonar que los haya abandonado después de haberla criado.
- Eso es...
- Estúpido. Lo sé.
- Iba a decir que era triste. Pero eso también.
- Eres más sensible de lo que aparentas, eh -sonrió Taiyou.
Chiai sintió su cara sonrojar, pero en unos segundos replicó -Pues tú, para ser un imperial taaan fuerte, eres un cobarde.
Él solo guardó silencio ante el comentario, sopesándolo por en momento.
- Supongo que es cierto -se resignó con un suspiro- Soy un cobarde y por eso sigo en este lugar. Por eso... creo que esta es mi oportunidad. Tú... Eres mi oportunidad, Chiai.
La mirada seria de Taiyou cayó sobre la espiral. Está volvió a sonrojarse.
- Deja de decir esas cosas.
- ¿Qué? ¿Te avergüenzo?
- ¡Si! Digo... ¡No! Espera... -la espiral comenzó a mover su cola, nerviosa- ¡Ash, solo déjame en paz!
El imperial se vio repentinamente embargado un ataque de risa.
- ¡¿Qué es tan gracioso, a ver?!
- Realmente, eres linda, Chiai -Taiyou intentó calmar su respiración.
La espiral solo suspiró. Este dragón era toooodo un tema.
- Ella... dejó Dragonhome.
- No me digas -dijo la espiral, rodando los ojos.
- Bueno, para que contarte si es que lo sabes tooodo..
- Está bieeen. Prosigue -Chiai hizo un puchero, resignada.
- Mis padres la adoptaron cuando aún era bastante pequeña. Es una dragón hielo. Supongo que nunca pudo acostumbrarse bien al clima -sonrió al recordar las tardes en donde jugaba con su hermana menor, que siempre parecía cansada- Fue en busca de sus padres. Según lo que ella había podido averiguar, eran exploradores. Igual que cierta presumida que está conmigo en este momento.
Chiai le sacó la lengua ante el comentario. Taiyou solo sonrió.
- Ellos no podían cuidarla. Después de un tiempo, sus padres se separaron y la pusieron en adopción. Mi madre la trajo a casa, porque pensó que haría una buena pareja conmigo. Sin embargo, crecimos como hermanos. Al final, ella se fue sin el consentimiento de mis padres. Supongo que ellos nunca podrán perdonar que los haya abandonado después de haberla criado.
- Eso es...
- Estúpido. Lo sé.
- Iba a decir que era triste. Pero eso también.
- Eres más sensible de lo que aparentas, eh -sonrió Taiyou.
Chiai sintió su cara sonrojar, pero en unos segundos replicó -Pues tú, para ser un imperial taaan fuerte, eres un cobarde.
Él solo guardó silencio ante el comentario, sopesándolo por en momento.
- Supongo que es cierto -se resignó con un suspiro- Soy un cobarde y por eso sigo en este lugar. Por eso... creo que esta es mi oportunidad. Tú... Eres mi oportunidad, Chiai.
La mirada seria de Taiyou cayó sobre la espiral. Está volvió a sonrojarse.
- Deja de decir esas cosas.
- ¿Qué? ¿Te avergüenzo?
- ¡Si! Digo... ¡No! Espera... -la espiral comenzó a mover su cola, nerviosa- ¡Ash, solo déjame en paz!
El imperial se vio repentinamente embargado un ataque de risa.
- ¡¿Qué es tan gracioso, a ver?!
- Realmente, eres linda, Chiai -Taiyou intentó calmar su respiración.
La espiral solo suspiró. Este dragón era toooodo un tema.
- ¿Por qué nunca has ido a buscarla?, es decir, extrañas a tu hermana ¿No es así?- Preguntó Chiai para cambiar un poco el tema de la conversación, ya que se sentía realmente avergonzada.
- Podría decirse que si…- respondió Taiyou con un aire desolador- Desde que ella partió ya nada es divertido aquí…Siempre recuerdo el día en que la vi marcharse y no fui capaz de detenerla…Estaba llorando, era obvio que no quería irse, pero supongo que ella ya había tomado una decisión. Haru siempre fue testaruda…
- ¿Y entonces? Ya sé que eres un graaaaan cobarde, pero…
- No es tan fácil Chiai. Este no es un lugar del que puedas irte simplemente…Cada uno tiene que luchar por el bien del clan, sería una traición para todos si los dejo. Aunque no es algo que me importe demasiado, sino fuera por ellos…
- ¿Ellos?
- Mis padres y los niños del orfanato. Son escandalosos y molestos, pero me recuerdan mucho a mi hermana, por lo que de vez en cuando me escapo del trabajo para visitarlos, aunque para ser honesto duermo la mayor parte del tiempo en que estoy allá.
De los labios del imperial, una cálida sonrisa apareció. Chiai estaba asombrada, él no era solo un dragón holgazán, caprichoso y molestó como había pensado, sino que realmente era alguien bastante amable y que silenciosamente cuidaba en secreto a quienes amaba.
Aunque taiyou no lo admitiría nunca, él en el fondo amaba su aburrido clan lleno de rocas y tierra.
- Podría decirse que si…- respondió Taiyou con un aire desolador- Desde que ella partió ya nada es divertido aquí…Siempre recuerdo el día en que la vi marcharse y no fui capaz de detenerla…Estaba llorando, era obvio que no quería irse, pero supongo que ella ya había tomado una decisión. Haru siempre fue testaruda…
- ¿Y entonces? Ya sé que eres un graaaaan cobarde, pero…
- No es tan fácil Chiai. Este no es un lugar del que puedas irte simplemente…Cada uno tiene que luchar por el bien del clan, sería una traición para todos si los dejo. Aunque no es algo que me importe demasiado, sino fuera por ellos…
- ¿Ellos?
- Mis padres y los niños del orfanato. Son escandalosos y molestos, pero me recuerdan mucho a mi hermana, por lo que de vez en cuando me escapo del trabajo para visitarlos, aunque para ser honesto duermo la mayor parte del tiempo en que estoy allá.
De los labios del imperial, una cálida sonrisa apareció. Chiai estaba asombrada, él no era solo un dragón holgazán, caprichoso y molestó como había pensado, sino que realmente era alguien bastante amable y que silenciosamente cuidaba en secreto a quienes amaba.
Aunque taiyou no lo admitiría nunca, él en el fondo amaba su aburrido clan lleno de rocas y tierra.
- Tienes que decidir, Taiyou. ¿Quieres quedarte aquí -la espiral hizo una pausa- o ir conmigo?
El imperial bajo la mirada. Chiai, en cambio, sonrió con tristeza. Después de todo, dejar el lugar dónde has vivido no es tan fácil para dragones cómo él.
- ¿Por qué esa cara? -le interrogó él.
Ella cambio su expresión, sorprendida por la suspicacia de Taiyou.
- Es que... cuando yo decidí irme de mi casa, no miré atrás. No dudé por un segundo -lo miró, observando con atención las reacciones del imperial- En cambio, tú...
- ¿Por qué te fuiste, Chiai?
- Porque... me gusta explorar. Mi familia no quería que yo fuera una exploradora, era lo mismo todos los días... sentarme a leer libros, memorizarlos, intentar aprender del papel. Yo quería ver el mundo exterior por mis propios ojos. Las palabras no significaban nada para mi.
- ¿Y te fuiste sin más?
- Ya te dije que así fue -respondió Chiai, rápidamente, intentando bajarle el perfil a su historia.
- Eres sorprendente. Yo realmente...
- Esta no es una decisión fácil, te lo aseguro -la espiral interrumpió- Pero en este momento, no dispongo de tiempo suficiente. Los siento, pero yo partiré mañana temprano. Si quieres ir conmigo, puedes hacerlo, pero te advierto que no será fácil. Volaré sin descanso hasta encontrarlos.
- Entonces mañana temprano te avisaré. Lo pensaré esta noche. -afirmó Taiyou.
- Está bien. Entonces, ahora aprovecharé para dormir. Quiero recuperar energías para mañana. ¿Es seguro este lugar? -preguntó, observando la lúgubre habitación.
- Por supuesto. Es mi base secreta -le guiñó el imperial- Nadie sabe de este lugar, excepto...
De repente, escucharon un fuerte ruido que parecía provenir de la habitación contigua.
- Ay no... -suspiró Taiyou.
La espiral le dirigió una mirada acusadora.
- Lo siento, es que... -comenzó a disculparse. Sin embargo, se vio interrumpido por una voz femenina que se escuchó desde lejos.
- ¿Taiyou? ¿Estás aquí? ¡Sé que estás aquí! -la voz se acercaba- ¡Deja de ser una vago y...
Una imperial agua apareció por el pasillo. Cuando llegó a la habitación, intercaló su mirada entre Taiyou y Chiai, con confusión. La espiral solo miró de vuelta, Taiyou, en cambio, puso una expresión de aflicción. Lo que faltaba.
- ¿Quién es ella?
El imperial bajo la mirada. Chiai, en cambio, sonrió con tristeza. Después de todo, dejar el lugar dónde has vivido no es tan fácil para dragones cómo él.
- ¿Por qué esa cara? -le interrogó él.
Ella cambio su expresión, sorprendida por la suspicacia de Taiyou.
- Es que... cuando yo decidí irme de mi casa, no miré atrás. No dudé por un segundo -lo miró, observando con atención las reacciones del imperial- En cambio, tú...
- ¿Por qué te fuiste, Chiai?
- Porque... me gusta explorar. Mi familia no quería que yo fuera una exploradora, era lo mismo todos los días... sentarme a leer libros, memorizarlos, intentar aprender del papel. Yo quería ver el mundo exterior por mis propios ojos. Las palabras no significaban nada para mi.
- ¿Y te fuiste sin más?
- Ya te dije que así fue -respondió Chiai, rápidamente, intentando bajarle el perfil a su historia.
- Eres sorprendente. Yo realmente...
- Esta no es una decisión fácil, te lo aseguro -la espiral interrumpió- Pero en este momento, no dispongo de tiempo suficiente. Los siento, pero yo partiré mañana temprano. Si quieres ir conmigo, puedes hacerlo, pero te advierto que no será fácil. Volaré sin descanso hasta encontrarlos.
- Entonces mañana temprano te avisaré. Lo pensaré esta noche. -afirmó Taiyou.
- Está bien. Entonces, ahora aprovecharé para dormir. Quiero recuperar energías para mañana. ¿Es seguro este lugar? -preguntó, observando la lúgubre habitación.
- Por supuesto. Es mi base secreta -le guiñó el imperial- Nadie sabe de este lugar, excepto...
De repente, escucharon un fuerte ruido que parecía provenir de la habitación contigua.
- Ay no... -suspiró Taiyou.
La espiral le dirigió una mirada acusadora.
- Lo siento, es que... -comenzó a disculparse. Sin embargo, se vio interrumpido por una voz femenina que se escuchó desde lejos.
- ¿Taiyou? ¿Estás aquí? ¡Sé que estás aquí! -la voz se acercaba- ¡Deja de ser una vago y...
Una imperial agua apareció por el pasillo. Cuando llegó a la habitación, intercaló su mirada entre Taiyou y Chiai, con confusión. La espiral solo miró de vuelta, Taiyou, en cambio, puso una expresión de aflicción. Lo que faltaba.
- ¿Quién es ella?
Tanto la imperial agua como Chiai le brindaron una mirada asesina a Taiyou. Ambas buscaban una explicación como a de lugar. Sin embargo, la recién llegada fue la primera en encarar al dragón.
- ¡No puedo creerlo Taiyou! ¡No solo te escapas del trabajo, sino que además te atreves a juguetear con una forastera!- Gritó enfurecida la imperial.
- Calmate Hyeri, tengo una explicación para esto…
- ¿Escapar?- lo interrumpió la espiral.
- Espera un poco, después te explico Chiai- respondió con un suspiro.
- ¿Por qué tan familiares? ¿Eh? Exijo que me digas en este instante quien es ella, antes que te despedace con mis garras- Habló cada vez más colérica la desconocida.
- Ya, ya. Tranquilízate un poco, estas malinterpretando las cosas…
- ¿Qué quieres decir con eso?
- Cuando llegué, esta presumida de aquí estaba inconsciente y herida, por lo que me quede aquí hasta que despertara. Nada más que eso- explicó a medias y exhausto Taiyou, señalando las vendas en el cuerpo de Chiai.
La imperial examinó detenidamente a la extraña espiral, hasta que finalmente suavizó su expresión y se presentó amablemente ante ella.
- Lamento lo que acabas de ver- sonrió dulcemente- Todo es por culpa de ese idiota que en vez de trabajar se pone a holgazanear por ahí. Mi nombre es Hyeri, soy la hija del líder de este clan, y además la prometida de ese vago de ahí.
- ¿Prometida?- preguntó Chiai. Un sentimiento extraño la inundó tras esas palabras.
- Bueno, no es algo oficial, pero por alguna razón es el candidato favorito de mi padre…Pero dejando a un lado ese tema ¿Quién eres y por qué estás aquí?
- Me llamo Chiai, soy del clan del viento y por varias razones llegue a este lugar.
- ¿Viento? Por tus rasgos diría que eres de arcano…
- Es una larga historia y ella no tiene tiempo- Interrumpió Taiyou- Necesitáremos que guardes en secreto el hecho que la viste.
- Espera un minuto Taiyou, sabes bien que los forasteros no son bien vistos aquí, por lo que no puedo dejarla en este lugar como si nada. Al menos necesitare una explicación razonable sobre lo que sucede.
Taiyou y Chiai se miraron a los ojos. Rápidamente, y sin muchos detalles le contaron la situación a la imperial agua. Sobre el virus y la razón porque Chiai había llegado a Dragonhome.
- Como vez, no tengo mucho tiempo, así que me iré inmediatamente durante la mañana. Prometo no causarle problemas a tu clan.
- Ya veo- respondió estupefacta Hyeri- No puedo creer que los sombra hayan hecho algo tan cruel…traeré unas cuantas medicinas para que cures tus heridas antes de que te vayas.
- Muchas gracias Hyeri.
- No me agradezcas, ya has pasado por mucho… ¡Tu ven conmigo Taiyou! Debes disculparte con los otros e ir a trabajar, así me aprovechas de ayudar a traer las medicinas y…
- No lo hare…
- ¿Qué quieres decir?
- Iré con ella, Hyeri.
Ambas dragonas miraron boca abiertas a él imperial carmesí. La espiral no podía creerlo, pero en el fondo se sentía feliz de que haya decidido acompañarla.
- ¿Te has decidido?
- Pues claro, después de todo fui el único que te propuso la idea de ayudarte¿No es así?- Sonrió arrogantemente Taiyou.
- ¡No puedo creerlo Taiyou! ¡No solo te escapas del trabajo, sino que además te atreves a juguetear con una forastera!- Gritó enfurecida la imperial.
- Calmate Hyeri, tengo una explicación para esto…
- ¿Escapar?- lo interrumpió la espiral.
- Espera un poco, después te explico Chiai- respondió con un suspiro.
- ¿Por qué tan familiares? ¿Eh? Exijo que me digas en este instante quien es ella, antes que te despedace con mis garras- Habló cada vez más colérica la desconocida.
- Ya, ya. Tranquilízate un poco, estas malinterpretando las cosas…
- ¿Qué quieres decir con eso?
- Cuando llegué, esta presumida de aquí estaba inconsciente y herida, por lo que me quede aquí hasta que despertara. Nada más que eso- explicó a medias y exhausto Taiyou, señalando las vendas en el cuerpo de Chiai.
La imperial examinó detenidamente a la extraña espiral, hasta que finalmente suavizó su expresión y se presentó amablemente ante ella.
- Lamento lo que acabas de ver- sonrió dulcemente- Todo es por culpa de ese idiota que en vez de trabajar se pone a holgazanear por ahí. Mi nombre es Hyeri, soy la hija del líder de este clan, y además la prometida de ese vago de ahí.
- ¿Prometida?- preguntó Chiai. Un sentimiento extraño la inundó tras esas palabras.
- Bueno, no es algo oficial, pero por alguna razón es el candidato favorito de mi padre…Pero dejando a un lado ese tema ¿Quién eres y por qué estás aquí?
- Me llamo Chiai, soy del clan del viento y por varias razones llegue a este lugar.
- ¿Viento? Por tus rasgos diría que eres de arcano…
- Es una larga historia y ella no tiene tiempo- Interrumpió Taiyou- Necesitáremos que guardes en secreto el hecho que la viste.
- Espera un minuto Taiyou, sabes bien que los forasteros no son bien vistos aquí, por lo que no puedo dejarla en este lugar como si nada. Al menos necesitare una explicación razonable sobre lo que sucede.
Taiyou y Chiai se miraron a los ojos. Rápidamente, y sin muchos detalles le contaron la situación a la imperial agua. Sobre el virus y la razón porque Chiai había llegado a Dragonhome.
- Como vez, no tengo mucho tiempo, así que me iré inmediatamente durante la mañana. Prometo no causarle problemas a tu clan.
- Ya veo- respondió estupefacta Hyeri- No puedo creer que los sombra hayan hecho algo tan cruel…traeré unas cuantas medicinas para que cures tus heridas antes de que te vayas.
- Muchas gracias Hyeri.
- No me agradezcas, ya has pasado por mucho… ¡Tu ven conmigo Taiyou! Debes disculparte con los otros e ir a trabajar, así me aprovechas de ayudar a traer las medicinas y…
- No lo hare…
- ¿Qué quieres decir?
- Iré con ella, Hyeri.
Ambas dragonas miraron boca abiertas a él imperial carmesí. La espiral no podía creerlo, pero en el fondo se sentía feliz de que haya decidido acompañarla.
- ¿Te has decidido?
- Pues claro, después de todo fui el único que te propuso la idea de ayudarte¿No es así?- Sonrió arrogantemente Taiyou.
- No permitiré eso, Taiyou.
Hyeri avanzó hasta quedar frente a los otros dos.
- ¿Qué tienes que permitir?
- No dejaré que te vayas. Sabes que no puedes...
- Yo puedo hacer lo que quiera con mi vida -le interrumpió- Tengo derecho sobre mis decisiones desde hace un buen tiempo atrás, Hyeri. -agregó el dragón arena. Ya había decido, y no había vuelta atrás.
- Sabes que no dejarán que te vayas.
Chiai pudo adivinar, solo al verla, que ella realmente no quería que Taiyou se fuera.
- Yo no pertenezco aquí. Nunca lo he hecho -el imperial intentó otra táctica para persuadirla: su honestidad.
- Nunca podrás volver. Serás acusado de traición al clan -insistió ella, bajando la mirada.
- Es lo que yo deseo hacer. -él tocó su hombro- Lo siento, pero mi decisión ya está tomada.
Hyeri lo miró. Parecía apunto de llorar. Taiyou sonrió, luego se acercó, rodeando a la Imperial agua con sus brazos.
- Parece que me extrañarás.
Chiai se sintió incómoda al contemplar la escena, pero el nudo en su garganta le impidió hacer nada.
- Nada de eso -susurró Hyeri.
- ¿Qué?
- Si tú te vas... entonces yo también me voy.
Los otros dos dragones la miraron realmente sorprendidos.
Oi, oi. Esto no es nada bueno Pensó Taiyou. Miró a la espiral, volteando su cara para pedir auxilio.
- Lo siento, pero... no puedo arriesgarme a llevar a alguien más -soltó Chiai de repente, en un momento de inspiración. Realmente, era buena inventando excusas.
- Además, sería muy peligroso.
- ¿Ahora van a buscar a tus amigos, no?
- Sí.
- Púes entonces, yo también puedo ser de ayuda. ¿Te separaste de tus compañeros, verdad? Entonces habrán
perdido tú rastro. Puede ser que ellos hayan sido atrapados, incluso.
- ¿Tú punto? -inquirió Chiai, comenzando a molestarse.
- Yo... puedo ir hasta tú clan. Les contaré todo lo que ha sucedido.
Hyeri avanzó hasta quedar frente a los otros dos.
- ¿Qué tienes que permitir?
- No dejaré que te vayas. Sabes que no puedes...
- Yo puedo hacer lo que quiera con mi vida -le interrumpió- Tengo derecho sobre mis decisiones desde hace un buen tiempo atrás, Hyeri. -agregó el dragón arena. Ya había decido, y no había vuelta atrás.
- Sabes que no dejarán que te vayas.
Chiai pudo adivinar, solo al verla, que ella realmente no quería que Taiyou se fuera.
- Yo no pertenezco aquí. Nunca lo he hecho -el imperial intentó otra táctica para persuadirla: su honestidad.
- Nunca podrás volver. Serás acusado de traición al clan -insistió ella, bajando la mirada.
- Es lo que yo deseo hacer. -él tocó su hombro- Lo siento, pero mi decisión ya está tomada.
Hyeri lo miró. Parecía apunto de llorar. Taiyou sonrió, luego se acercó, rodeando a la Imperial agua con sus brazos.
- Parece que me extrañarás.
Chiai se sintió incómoda al contemplar la escena, pero el nudo en su garganta le impidió hacer nada.
- Nada de eso -susurró Hyeri.
- ¿Qué?
- Si tú te vas... entonces yo también me voy.
Los otros dos dragones la miraron realmente sorprendidos.
Oi, oi. Esto no es nada bueno Pensó Taiyou. Miró a la espiral, volteando su cara para pedir auxilio.
- Lo siento, pero... no puedo arriesgarme a llevar a alguien más -soltó Chiai de repente, en un momento de inspiración. Realmente, era buena inventando excusas.
- Además, sería muy peligroso.
- ¿Ahora van a buscar a tus amigos, no?
- Sí.
- Púes entonces, yo también puedo ser de ayuda. ¿Te separaste de tus compañeros, verdad? Entonces habrán
perdido tú rastro. Puede ser que ellos hayan sido atrapados, incluso.
- ¿Tú punto? -inquirió Chiai, comenzando a molestarse.
- Yo... puedo ir hasta tú clan. Les contaré todo lo que ha sucedido.
- Te será útil ¿No es así?
Chiai no pudo contestar ante la propuesta de Hyeri. Ella tenía razón.
Si los miembros de su clan se enteraban de que se había separado de sus compañeros, ellos podrían actuar inmediatamente.
Era una propuesta tentadora , por mucho que le desagradara la idea, pero la mirada suplicante y a la vez amenazante de Taiyou la hizo dudar en aceptarla.
- Lo lamentó, pero rechazo tu sugerencia. No quiero que nos estorbes, es un asunto de mi clan- dijo finalmente la espiral tras mucho meditar.
- ¡Te equivocas!- exclamó enfadada la imperial- Este asunto le incumbe al resto de los clanes también, ya que podría afectarnos en algún momento, por lo que es mejor actuar cuanto antes. Además creo que se te olvida que soy la hija del líder, mis capacidades son superiores a las del resto de los dragones y eso es algo que sabe muy bien Taiyou.
Chiai miró al dragón carmesí, pero este no pudo negar lo dicho por su compañera. Ella era excelente en muchas áreas, lo que la hacía lo suficientemente útil por sus capacidades e influencia. No obstante, el imperial no dejaría que se expusiera en un peligro innecesario solo por su propio capricho.
- Por esa misma razón no podemos dejarte ir. Tu lugar es aquí en Dragonhome protegiendo a nuestros camaradas- Interrumpió Taiyou, desesperado por convencerla.
Sin embargo, ella no cedió de ninguna forma.
- Si voy contigo es más probable que te perdonen…si es que deseas regresar….Por favor, te suplico que me permitas ayudarlos.
Ambos dragones se rindieron ante la mirada suplicante. No había caso, por lo que aceptaron su ayuda.
- Gracias…Prometo no causarles dificultades- agradeció Hyeri con lágrimas en los ojos- Me iré a mi hogar a buscar medicinas, volveré pronto.
En un par de aleteos, Hyeri desapareció del escondite del imperial. Los dragones quedaron solos nuevamente, pero esta vez en silencio, ya que ninguno sabía que decirle al otro.
- Ella te quiere mucho…- susurró para sí misma la espiral.
- Por supuesto- sonrió Taiyou- Ella es alguien importante para mi…
Chiai se sorprendió por la respuesta inesperada del dragón, pero le asombro aún más sus palabras.
Por alguna extraña razón, un sentimiento indescriptible y desconocido se apodero de ella con tan solo escuchar esa frase. Era lo mismo que había sentido cuando vio a ambos imperiales abrazarse mientras Taiyou consolaba a su compañera.
Sin embargo, la espiral sacudió su cabeza para quitarse esos pensamientos absurdos. Era mejor que durmiera un poco, antes de volver a iniciar una nueva travesía la mañana siguiente.
Chiai no pudo contestar ante la propuesta de Hyeri. Ella tenía razón.
Si los miembros de su clan se enteraban de que se había separado de sus compañeros, ellos podrían actuar inmediatamente.
Era una propuesta tentadora , por mucho que le desagradara la idea, pero la mirada suplicante y a la vez amenazante de Taiyou la hizo dudar en aceptarla.
- Lo lamentó, pero rechazo tu sugerencia. No quiero que nos estorbes, es un asunto de mi clan- dijo finalmente la espiral tras mucho meditar.
- ¡Te equivocas!- exclamó enfadada la imperial- Este asunto le incumbe al resto de los clanes también, ya que podría afectarnos en algún momento, por lo que es mejor actuar cuanto antes. Además creo que se te olvida que soy la hija del líder, mis capacidades son superiores a las del resto de los dragones y eso es algo que sabe muy bien Taiyou.
Chiai miró al dragón carmesí, pero este no pudo negar lo dicho por su compañera. Ella era excelente en muchas áreas, lo que la hacía lo suficientemente útil por sus capacidades e influencia. No obstante, el imperial no dejaría que se expusiera en un peligro innecesario solo por su propio capricho.
- Por esa misma razón no podemos dejarte ir. Tu lugar es aquí en Dragonhome protegiendo a nuestros camaradas- Interrumpió Taiyou, desesperado por convencerla.
Sin embargo, ella no cedió de ninguna forma.
- Si voy contigo es más probable que te perdonen…si es que deseas regresar….Por favor, te suplico que me permitas ayudarlos.
Ambos dragones se rindieron ante la mirada suplicante. No había caso, por lo que aceptaron su ayuda.
- Gracias…Prometo no causarles dificultades- agradeció Hyeri con lágrimas en los ojos- Me iré a mi hogar a buscar medicinas, volveré pronto.
En un par de aleteos, Hyeri desapareció del escondite del imperial. Los dragones quedaron solos nuevamente, pero esta vez en silencio, ya que ninguno sabía que decirle al otro.
- Ella te quiere mucho…- susurró para sí misma la espiral.
- Por supuesto- sonrió Taiyou- Ella es alguien importante para mi…
Chiai se sorprendió por la respuesta inesperada del dragón, pero le asombro aún más sus palabras.
Por alguna extraña razón, un sentimiento indescriptible y desconocido se apodero de ella con tan solo escuchar esa frase. Era lo mismo que había sentido cuando vio a ambos imperiales abrazarse mientras Taiyou consolaba a su compañera.
Sin embargo, la espiral sacudió su cabeza para quitarse esos pensamientos absurdos. Era mejor que durmiera un poco, antes de volver a iniciar una nueva travesía la mañana siguiente.
- Entonces, deberíamos preparar cosas antes de partir. Medicinas y pociones -dijo Chiai, tratando de escapar de sus propios pensamientos.
- Dejaré que Hyeri se encargue de eso -responió Taiyou, luego agregó- Pero... ¿cómo te has sentido?
- Mejor después de haber comido, aunque no estoy precisamente en mis mejores condiciones. -se lamentó.
- Tus heridas eran bastantes graves cuando te encontré. Me impresiona que hayas recuperado la consciencia tan rápido.
- Oye, ¡soy más fuerte de lo que piensas! -reclamó Chiai, empujando su hombro con su cola.
Una risa suave salió de los labios de Taiyou.
- Claro, claro. Pero en vez de estar diciéndomelo, espero que me lo demuestres.
- Por supuesto -afirmó ella con una sonrisa confiada.
- Supongo que todavía quieres descansar, ¿no?
Ella movió su cabeza en señal de afirmación, sin siquiera meditarlo. Aún sentía dolor en sus músculos, y ni hablar de sus alas.
- Te dejo entonces...-comenzó a recoger las cosas- A menos... que te de miedito estar sola.
Ella dirigió su cola a la cara del imperial como broma, imitando el gesto de un golpe; pero él la evitó fácilmente.
- Claro que no. Estaré perfectamente bien -se cruzó de brazos en señal de indignación- He pasado por cosas peores en mi vida que el estar sola, para tu información.
- Entonces, iré a preparar algunas cosas. Volveré en unas horas a dormir aquí.
- ¿Dónde se supone que dormirás?
- Bueno, solo tengo una cama, así que... espero que no te moleste compartir habitación -le guiñó un ojo.
Ella lo miró con seriedad. Sin embargo, pronto no pudo contener la risa.
- ¡Eres el peor!
- Nada que no me hayan dicho antes -declaró él, también riendo.
- Entonces, te veo en un rato.
- Claro.
Taiyou se alejó a paso lento, mientras ella volvía a la habitación.
Se acomodó y cerró los ojos. Sin embargo, no pudo conciliar el sueño hasta que el imperial volvió.
- Dejaré que Hyeri se encargue de eso -responió Taiyou, luego agregó- Pero... ¿cómo te has sentido?
- Mejor después de haber comido, aunque no estoy precisamente en mis mejores condiciones. -se lamentó.
- Tus heridas eran bastantes graves cuando te encontré. Me impresiona que hayas recuperado la consciencia tan rápido.
- Oye, ¡soy más fuerte de lo que piensas! -reclamó Chiai, empujando su hombro con su cola.
Una risa suave salió de los labios de Taiyou.
- Claro, claro. Pero en vez de estar diciéndomelo, espero que me lo demuestres.
- Por supuesto -afirmó ella con una sonrisa confiada.
- Supongo que todavía quieres descansar, ¿no?
Ella movió su cabeza en señal de afirmación, sin siquiera meditarlo. Aún sentía dolor en sus músculos, y ni hablar de sus alas.
- Te dejo entonces...-comenzó a recoger las cosas- A menos... que te de miedito estar sola.
Ella dirigió su cola a la cara del imperial como broma, imitando el gesto de un golpe; pero él la evitó fácilmente.
- Claro que no. Estaré perfectamente bien -se cruzó de brazos en señal de indignación- He pasado por cosas peores en mi vida que el estar sola, para tu información.
- Entonces, iré a preparar algunas cosas. Volveré en unas horas a dormir aquí.
- ¿Dónde se supone que dormirás?
- Bueno, solo tengo una cama, así que... espero que no te moleste compartir habitación -le guiñó un ojo.
Ella lo miró con seriedad. Sin embargo, pronto no pudo contener la risa.
- ¡Eres el peor!
- Nada que no me hayan dicho antes -declaró él, también riendo.
- Entonces, te veo en un rato.
- Claro.
Taiyou se alejó a paso lento, mientras ella volvía a la habitación.
Se acomodó y cerró los ojos. Sin embargo, no pudo conciliar el sueño hasta que el imperial volvió.
Apenas los primeros rayos de sol acariciaron las escamas de Chiai, la espiral ya se estaba alistando para emprender su nuevo viaje.
Junto a ella, Taiyou bostezaba mientras él y Hyeri la esperaban. Ambos ya estaban listos.
- Se los preguntare por última vez… ¿Están seguros que desean venir conmigo? No podrán arrepentirse una vez que hayamos partido…
- Creí que ya te había dejado lo suficientemente claro que iría sin importar que- sonrío el imperial, haciendo que Chiai soltara una pequeña risa.
- ¿Y tu?
Tanto Taiyou como la espiral miraron a Hyeri. Según lo que este le había contado a Chiai, la imperial amaba profundamente a su clan, lo que significaría un gran dolor para ella alejarse de su tierra. Taiyou no quería por nada del mundo que su camarada se viera en peligro por su culpa, pero lamentablemente no podía hacer nada para prohibírselo. Eran de rangos diferentes.
- Por supuesto que si…Una vez que tomo una decisión nunca me arrepiento- afirmó la imperial agua con plena seguridad y confianza.
- No te protegeré ¿Entiendes? – se burló Taiyou de su amiga.
- ¡No necesito que me protejas! Iré por mi cuenta hasta el clan del viento, así que si algo pasa podré arreglármelas sin ti- contestó irritada, golpeándole en el rostro con su cola.
Ambos rieron como buenos amigos, lo que hizó a Chiai sentirse algo incomoda.
- Emmm…lamento interrumpirlos pero debemos marcharnos ahora ya ¿Tienen todos su suministros listos?
- Claro- dijo Hyeri- Traje todo lo necesario cuandofui a buscar las medicinas ¿Y tu Taiyou? ¿Fuiste a tu casa?
- Si…Aunque fue difícil ir sin que nadie me viera. De seguro me regañaban y me arrastraban a algún trabajo odioso.
- Eso te pasa por vago- se burló Chiai- Deberías trabajar en vez de dar la vuelta.
- Oiga señorita presumida, sino me hubiera escapado ¿Quién habría tratado tus heridas? ¿Eh?
Deberías agradecer que el hecho de ser un holgazán permitió que nos conociéramos ¿No es así?
Un ligero sonrojo apareció en las mejillas de la espiral. Él tenía razón, de alguna manera estaba feliz de haberlo conocido. Sin embargo, nunca lo admitiría, por lo que negó toda gratitud y se dispuso a partir sin previo aviso.
Tras ella. Hyeri miraba silenciosamente la escena de Taiyou y Chiai riéndose y molestándose entre si. Reflejando en sus ojos, una pesadumbre de la cual nadie excepto ella se había dado cuenta.
Esa mañana. Los dragones finalmente dejaron Dragonhome para dirigirse a las Estepas de Céfiro, en busca de Nami y Satoru.
- Aguanten por favor…Pronto ire a salvarlos.
Junto a ella, Taiyou bostezaba mientras él y Hyeri la esperaban. Ambos ya estaban listos.
- Se los preguntare por última vez… ¿Están seguros que desean venir conmigo? No podrán arrepentirse una vez que hayamos partido…
- Creí que ya te había dejado lo suficientemente claro que iría sin importar que- sonrío el imperial, haciendo que Chiai soltara una pequeña risa.
- ¿Y tu?
Tanto Taiyou como la espiral miraron a Hyeri. Según lo que este le había contado a Chiai, la imperial amaba profundamente a su clan, lo que significaría un gran dolor para ella alejarse de su tierra. Taiyou no quería por nada del mundo que su camarada se viera en peligro por su culpa, pero lamentablemente no podía hacer nada para prohibírselo. Eran de rangos diferentes.
- Por supuesto que si…Una vez que tomo una decisión nunca me arrepiento- afirmó la imperial agua con plena seguridad y confianza.
- No te protegeré ¿Entiendes? – se burló Taiyou de su amiga.
- ¡No necesito que me protejas! Iré por mi cuenta hasta el clan del viento, así que si algo pasa podré arreglármelas sin ti- contestó irritada, golpeándole en el rostro con su cola.
Ambos rieron como buenos amigos, lo que hizó a Chiai sentirse algo incomoda.
- Emmm…lamento interrumpirlos pero debemos marcharnos ahora ya ¿Tienen todos su suministros listos?
- Claro- dijo Hyeri- Traje todo lo necesario cuandofui a buscar las medicinas ¿Y tu Taiyou? ¿Fuiste a tu casa?
- Si…Aunque fue difícil ir sin que nadie me viera. De seguro me regañaban y me arrastraban a algún trabajo odioso.
- Eso te pasa por vago- se burló Chiai- Deberías trabajar en vez de dar la vuelta.
- Oiga señorita presumida, sino me hubiera escapado ¿Quién habría tratado tus heridas? ¿Eh?
Deberías agradecer que el hecho de ser un holgazán permitió que nos conociéramos ¿No es así?
Un ligero sonrojo apareció en las mejillas de la espiral. Él tenía razón, de alguna manera estaba feliz de haberlo conocido. Sin embargo, nunca lo admitiría, por lo que negó toda gratitud y se dispuso a partir sin previo aviso.
Tras ella. Hyeri miraba silenciosamente la escena de Taiyou y Chiai riéndose y molestándose entre si. Reflejando en sus ojos, una pesadumbre de la cual nadie excepto ella se había dado cuenta.
Esa mañana. Los dragones finalmente dejaron Dragonhome para dirigirse a las Estepas de Céfiro, en busca de Nami y Satoru.
- Aguanten por favor…Pronto ire a salvarlos.
- Entonces, ¿te has aprendido la ruta de memoria?
- Por supuesto -aseguró Hyeri, con decisión.
Estaban ya cruzando la frontera de arcano, así que en unos kilómetros más, debían tomar caminos separados. La imperial agua iría hasta el clan de Chiai, mientras esta y Taiyou se dirigirían inmediatamente hacia las Estepas de Céfiro.
La briza hacía a la espiral sentirse un poco mejor. Después de el sofocante calor de Dragonhome, el ambiente más temperado de Arcano le traía más fuerza.
Intentó preparar su mente para lo que fuera que encontrara. Debía intentar, a todo costo, salvarlos. Sin embargo... ¿Si no lo lograba? ¿Qué pasaría entonces? Si era demasiado tarde...
- Chiai
La espiral vio interrumpido sus pensamientos ante el llamado del imperial. Este se acercó unos metros a ella, a lo que ella respondió ladeando levemente su cabeza.
- Puedo sentir la tensión en tu cuerpo desde donde estaba.
- ¿Qué? -la espiral lo miró, perpleja.
- Que puede sentir...
- Sí, sí. ¿Cómo se supone que haces eso?
- ¿No es algo... normal?
- No lo creo...
- En realidad, siempre ha desarrollado esa habilidad con los años -dijo Hyeri desde el lado izquierdo de la espiral, acercándose a ellos dos- Supongo que cómo le gustaba evitar el trabajo... Aprendió a detectar a la gente y sus emociones, para poder manipularlos mejor.
- Eso es... ¡Terrible! -rió la espiral.
- ¡Ey! Debes admitir que es genial, también... -dijo él, moviendo su cola.
- Aunque ahora que lo pienso, Hyeri, tú también eres buena leyendo a la gente -dijo Chiai.
- Es más que nada porque fui entrenada para eso.
- ¡Ah, ya veo!
- Por eso a veces parece una bruja...
La cola de Hyeri dio directo en el rostro de Taiyou.
- ¡Eso dolió!
Chiai sonrió.
- Entonces... ¿están preparados?
- Por supuesto -afirmó la imperial agua.
- Como siempre -le guiñó un ojo Taiyou.
- Hummm... ¡y después me dices presumida a mi!
- Entonces...-le dijo, sin prestar atención a lo que la espiral le había dichi- ¿Estás lista tu también, Chiai?
- Por supuesto -aseguró Hyeri, con decisión.
Estaban ya cruzando la frontera de arcano, así que en unos kilómetros más, debían tomar caminos separados. La imperial agua iría hasta el clan de Chiai, mientras esta y Taiyou se dirigirían inmediatamente hacia las Estepas de Céfiro.
La briza hacía a la espiral sentirse un poco mejor. Después de el sofocante calor de Dragonhome, el ambiente más temperado de Arcano le traía más fuerza.
Intentó preparar su mente para lo que fuera que encontrara. Debía intentar, a todo costo, salvarlos. Sin embargo... ¿Si no lo lograba? ¿Qué pasaría entonces? Si era demasiado tarde...
- Chiai
La espiral vio interrumpido sus pensamientos ante el llamado del imperial. Este se acercó unos metros a ella, a lo que ella respondió ladeando levemente su cabeza.
- Puedo sentir la tensión en tu cuerpo desde donde estaba.
- ¿Qué? -la espiral lo miró, perpleja.
- Que puede sentir...
- Sí, sí. ¿Cómo se supone que haces eso?
- ¿No es algo... normal?
- No lo creo...
- En realidad, siempre ha desarrollado esa habilidad con los años -dijo Hyeri desde el lado izquierdo de la espiral, acercándose a ellos dos- Supongo que cómo le gustaba evitar el trabajo... Aprendió a detectar a la gente y sus emociones, para poder manipularlos mejor.
- Eso es... ¡Terrible! -rió la espiral.
- ¡Ey! Debes admitir que es genial, también... -dijo él, moviendo su cola.
- Aunque ahora que lo pienso, Hyeri, tú también eres buena leyendo a la gente -dijo Chiai.
- Es más que nada porque fui entrenada para eso.
- ¡Ah, ya veo!
- Por eso a veces parece una bruja...
La cola de Hyeri dio directo en el rostro de Taiyou.
- ¡Eso dolió!
Chiai sonrió.
- Entonces... ¿están preparados?
- Por supuesto -afirmó la imperial agua.
- Como siempre -le guiñó un ojo Taiyou.
- Hummm... ¡y después me dices presumida a mi!
- Entonces...-le dijo, sin prestar atención a lo que la espiral le había dichi- ¿Estás lista tu también, Chiai?
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