Ante las palabras del imperial. Chiai respiro hondo mientras sentía la brisa del viento.
Era obvio. Ella ya había tomado su decisión desde hace mucho, pero aunque no lo admitirá, se sentía más tranquila con aquellos dos dragones a su lado. Sabía que no estaría sola otra vez.
- ¿Tú que crees?
- Bueno, si hablamos de la señorita presumida la respuesta claramente es si ¿o me equivoco?- sonrió Taiyou.
- Pues claro idiota- Contestó la espirar dándole una expresión de plena seguridad.
Los tres dragones Viajaron por varias horas por los cielos de Arcano, hasta que llegó el minuto en que debían separarse de Hyeri.
La imperial agua los miró con sus ojos marrones que reflejaban su decisión, y sin decir ninguna sola palabra se marchó. Tanto Chiai como Taiyou sabían lo que les quiso transmitir en esos instantes, por lo que solo pudieron ver su silueta alejarse, seguros de que estaría bien.
- Continuemos- dijo Chiai quitando la vista de donde había ido Hyeri.
- Está bien…partamos- Respondió el imperial ligeramente cabizbajo.
Obviamente estaba aún algo preocupado, pero confiaba en ella.
El viaje duro mucho menos tiempo de lo planeado debido a que las pociones que Chiai había bebido, fueron mucho más efectivas de lo que esperaba.
Una vez que la espiral logró visualizar a lo lejos las Estepas de céfiro, aceleró el vuelo repentinamente, dejando a Taiyou atrás.
- ¡Hey! ¡Espera un poco Chiai!- se quejaba el imperial mientras trataba de seguirle el paso a su compañera.
- ¡No hay tiempo Taiyou! ¡Pronto nos encontraremos con Satoru y Nami!
El imperial pudo percibir claramente la emoción y alegría que la espiral trataba de disimular. Por lo que solo pudo suspirar resignado, pero con una sonrisa en sus labios.
Sin embargo, la emoción de Chiai se esfumo en el mismo instante en que coloco sus pies sobre la tierra.
- ¡Aléjense de aquí!
Un grito aterrado resonó en el lugar. La espiral se volteó al reconocer la voz, no obstante, lo único que pudo ver fue a Nami, completamente exhausta y herida. Huyendo con desesperación.
- Na..mi…
- ¡Corre Chiai! ¡Satoru ha perdido el control!
Era obvio. Ella ya había tomado su decisión desde hace mucho, pero aunque no lo admitirá, se sentía más tranquila con aquellos dos dragones a su lado. Sabía que no estaría sola otra vez.
- ¿Tú que crees?
- Bueno, si hablamos de la señorita presumida la respuesta claramente es si ¿o me equivoco?- sonrió Taiyou.
- Pues claro idiota- Contestó la espirar dándole una expresión de plena seguridad.
Los tres dragones Viajaron por varias horas por los cielos de Arcano, hasta que llegó el minuto en que debían separarse de Hyeri.
La imperial agua los miró con sus ojos marrones que reflejaban su decisión, y sin decir ninguna sola palabra se marchó. Tanto Chiai como Taiyou sabían lo que les quiso transmitir en esos instantes, por lo que solo pudieron ver su silueta alejarse, seguros de que estaría bien.
- Continuemos- dijo Chiai quitando la vista de donde había ido Hyeri.
- Está bien…partamos- Respondió el imperial ligeramente cabizbajo.
Obviamente estaba aún algo preocupado, pero confiaba en ella.
El viaje duro mucho menos tiempo de lo planeado debido a que las pociones que Chiai había bebido, fueron mucho más efectivas de lo que esperaba.
Una vez que la espiral logró visualizar a lo lejos las Estepas de céfiro, aceleró el vuelo repentinamente, dejando a Taiyou atrás.
- ¡Hey! ¡Espera un poco Chiai!- se quejaba el imperial mientras trataba de seguirle el paso a su compañera.
- ¡No hay tiempo Taiyou! ¡Pronto nos encontraremos con Satoru y Nami!
El imperial pudo percibir claramente la emoción y alegría que la espiral trataba de disimular. Por lo que solo pudo suspirar resignado, pero con una sonrisa en sus labios.
Sin embargo, la emoción de Chiai se esfumo en el mismo instante en que coloco sus pies sobre la tierra.
- ¡Aléjense de aquí!
Un grito aterrado resonó en el lugar. La espiral se volteó al reconocer la voz, no obstante, lo único que pudo ver fue a Nami, completamente exhausta y herida. Huyendo con desesperación.
- Na..mi…
- ¡Corre Chiai! ¡Satoru ha perdido el control!
No... No.... Sabía que debía hacer algo. Intentar ayudar a Nami...
Sin embargo, su cuerpo estaba rígido, paralizado. Vio toda la escena en cámara lenta: como Nami seguía corriendo hacia el otro lado del bosque, perdiéndose entre las plantas; como Taiyou le gritaba y zarandeaba para que se moviera.
Ya era muy tarde. Desde detrás de las ramas, escucharon el ruido de los aleteos erráticos. Satoru salió detrás de la sombra de los bambúes. Su corazón se aceleró cuando lo vio, lleno de heridas, arrastrando vendajes ensangrentados. Sintió ganas de acercarse. Su cuerpo le impulsaba... quería ayudarlo. Debía ayudarlo.
Sin embargo, se detuvo de inmediato cuando vio sus ojos... cuando sintió su mirada posarse en ella. Se estremeció de arriba a abajo. Sus ojos... no parecía él.
Cuando escuchó el rugido proveniente de Satoru, solo entonces, supo que había sido ingenua. Ella no podría salvarlo.
Taiyou, habiendo llegado a la misma conclusión que Chiai, tomó una decisión por ella. El imperial envolvió a la shockeada espiral entre sus brazos y comenzó de inmediato a volar.
- ¡¿Qué haces, Taiyou?!
Sin embargo, no obtuvo respuesta. Amargas lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas.
- ¡Suéltame! ¡Déjame volver!
- Si estás preocupada por Nami... ella debe haber escapado. No parecía tener ningún síntoma de contagio, así que todavía tiene esperanzas. Yo... me preocuparía más por nosotros.
Chiai lo miró con horror.
- ¿Satoru...
- Sí. Satoru viene hacia nostros, Chiai.
Sin embargo, su cuerpo estaba rígido, paralizado. Vio toda la escena en cámara lenta: como Nami seguía corriendo hacia el otro lado del bosque, perdiéndose entre las plantas; como Taiyou le gritaba y zarandeaba para que se moviera.
Ya era muy tarde. Desde detrás de las ramas, escucharon el ruido de los aleteos erráticos. Satoru salió detrás de la sombra de los bambúes. Su corazón se aceleró cuando lo vio, lleno de heridas, arrastrando vendajes ensangrentados. Sintió ganas de acercarse. Su cuerpo le impulsaba... quería ayudarlo. Debía ayudarlo.
Sin embargo, se detuvo de inmediato cuando vio sus ojos... cuando sintió su mirada posarse en ella. Se estremeció de arriba a abajo. Sus ojos... no parecía él.
Cuando escuchó el rugido proveniente de Satoru, solo entonces, supo que había sido ingenua. Ella no podría salvarlo.
Taiyou, habiendo llegado a la misma conclusión que Chiai, tomó una decisión por ella. El imperial envolvió a la shockeada espiral entre sus brazos y comenzó de inmediato a volar.
- ¡¿Qué haces, Taiyou?!
Sin embargo, no obtuvo respuesta. Amargas lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas.
- ¡Suéltame! ¡Déjame volver!
- Si estás preocupada por Nami... ella debe haber escapado. No parecía tener ningún síntoma de contagio, así que todavía tiene esperanzas. Yo... me preocuparía más por nosotros.
Chiai lo miró con horror.
- ¿Satoru...
- Sí. Satoru viene hacia nostros, Chiai.
Chiai no podía comprenderlo, o mejor dicho, no quería entenderlo. El hecho de que ya era demasiado tarde para Satoru no podía entrar en su cabeza.
Era imposible.
Si es que en verdad ya era el fin para su amigo, todo era su culpa. Si ella no hubiera sido tan débil como para desmayarse, o sino hubiera perdido ni un solo minuto haya en Dragonhome. Nada de esto hubiera ocurrido.
Desesperada, y aunque era imposible, la espiral quiso aun tratar de darle la medicina a Satoru.
Las probabilidades eran mínimas, pero mientras que aún hubiera algo por hacer, sin duda lo haría.
- ¡Sueltame Taiyou! Debo ir a darle la poción a Satoru…
- ¿Estás loca o qué? ¡Te atacara si es que te le acercas!
- ¡Te equivocas! Aunque parezca improbable…puede que funcione…Debo aunque sea intentarlo.
Sin dejar de volar. El imperial carmesí observó el rostro afligido y desesperado de Chiai. Comprendió claramente en lo que estaba pensando. Era peligroso dejarla ir, pero si se lo impedía, la dañaría más de lo que ya estaba.
- Te dejare ir, pero si veo que estas en peligro no dudare en atacar a ese tipo ¿Comprendes?
- Entiendo…
La espiral, dispuesta a partir, tomo el frasco entre sus garras. Sin embargo, antes de poder agitar sus alas, Taiyou la detuvo.
- No es tu culpa Chiai…No te culpes de forma innecesaria.
Sorprendida por aquellas palabras, la espiral fue conmovida por el imperial hasta el punto de volver a derramar amargas lágrimas .
¿Cómo era posible que se haya dado cuenta de lo que pensaba y decirle las palabras que realmente quería escuchar?
Definitivamente, ese dragón era todo un caso. No obstante, de alguna manera sentía que lo necesitaba a su lado.
Sin decir ni una sola palabra, Chiai asintió con seguridad mientras trataba de resistir sus sollozos, y comenzó a volar de vuelta.
Satoru se acercaba velozmente hacia ellos. Las vendas ensangrentadas de su cuerpo se caían mientras avanzaba con violencia.
Esta era la última opción que quedaba. Aunque tuviera que dañarlo con el fin de que bebiera la medicina, lo iba a hacer sin dudar. Lo salvaría tal como se había prometido a si misma el dçia en que se separararon.
Era imposible.
Si es que en verdad ya era el fin para su amigo, todo era su culpa. Si ella no hubiera sido tan débil como para desmayarse, o sino hubiera perdido ni un solo minuto haya en Dragonhome. Nada de esto hubiera ocurrido.
Desesperada, y aunque era imposible, la espiral quiso aun tratar de darle la medicina a Satoru.
Las probabilidades eran mínimas, pero mientras que aún hubiera algo por hacer, sin duda lo haría.
- ¡Sueltame Taiyou! Debo ir a darle la poción a Satoru…
- ¿Estás loca o qué? ¡Te atacara si es que te le acercas!
- ¡Te equivocas! Aunque parezca improbable…puede que funcione…Debo aunque sea intentarlo.
Sin dejar de volar. El imperial carmesí observó el rostro afligido y desesperado de Chiai. Comprendió claramente en lo que estaba pensando. Era peligroso dejarla ir, pero si se lo impedía, la dañaría más de lo que ya estaba.
- Te dejare ir, pero si veo que estas en peligro no dudare en atacar a ese tipo ¿Comprendes?
- Entiendo…
La espiral, dispuesta a partir, tomo el frasco entre sus garras. Sin embargo, antes de poder agitar sus alas, Taiyou la detuvo.
- No es tu culpa Chiai…No te culpes de forma innecesaria.
Sorprendida por aquellas palabras, la espiral fue conmovida por el imperial hasta el punto de volver a derramar amargas lágrimas .
¿Cómo era posible que se haya dado cuenta de lo que pensaba y decirle las palabras que realmente quería escuchar?
Definitivamente, ese dragón era todo un caso. No obstante, de alguna manera sentía que lo necesitaba a su lado.
Sin decir ni una sola palabra, Chiai asintió con seguridad mientras trataba de resistir sus sollozos, y comenzó a volar de vuelta.
Satoru se acercaba velozmente hacia ellos. Las vendas ensangrentadas de su cuerpo se caían mientras avanzaba con violencia.
Esta era la última opción que quedaba. Aunque tuviera que dañarlo con el fin de que bebiera la medicina, lo iba a hacer sin dudar. Lo salvaría tal como se había prometido a si misma el dçia en que se separararon.
El primer movimiento que hizo Chiai, fue observar y analizar a su atacante. Después de todo, ella había peleado incontables veces, tenía la experiencia necesaria. Sabía que debía hacer.
Claro, que nunca había tenido que enfrentarse a unos de los suyos. Esto era diferente, pero esperaba nunca más tener que hacerlo en su vida.
Satoru era tan rápido, que a la espiral, con todo el cansancio encima, le costaba seguir su ritmo. Esquivaba los golpes, observando, tratando de detectar un patrón, una señal, algo que le indicará por donde empezar. No tardó en encontrar una respuesta: las vendas desarregladas del imperial.
Su mente hizo click, y en tan solo un momento armó un simple plan. Sonrió con un deje de tristeza: Las ideas buenas siempre venían a ella en instancias de desesperación.
- ¡Tengo una idea! -le gritó a Taiyou, quién observaba desde una prudente distancia lo que ocurría. No quería interferir, pero en caso de que hubiera una emergencia, estaba preparado para saltar.
-¿Cuál sería tú plan? -le preguntó, acercándose tan solo unos metros.
- Las vendas. Amarremoslo al bosque. -respondió de forma simple.
Taiyou sonrió ante la ocurrencia de Chiai.
- ¿Un caja llena de sorpresas, no? -preguntó ella ironía, sin alejar su vista del herido cuerpo de Satoru.
Esta vez, ella fue la primera en atacar. Tensó sus alas, preparada para saltar. Se impulsó a una velocidad que impresionó verdaremente Taiyou. A pesar de estar herida, no había perdido sus fuerzas para pelear.
El otro imperial, en cambio, estaba preparado para atacar de vuelta, mostrándo sus fauces en una mueca llena de ferocidad.
Pero Chiai no lo atacó, sino que cambió de dirección habilamente en el último momento, solo un poco más abajo. Tomó con gran presión una parte del vendaje, tirándo debido a su gran velocidad, el cuerpo del dragón más grande. Satoru gruñió, intentando liberarse de la espiral. Sin embargo, pronto Taiyou se unió con agilidad a ella. Entre los dos lo llevaron a una gran velocidad hacia el bosque de bambúes.
Amarraron las cintas lo mejor que pudieron, pero entre todo el revoltijo, Chiai no vió venir las garras de Satoru, que se clavaron en un su ala izquierda. Esta vez, no pudo esquivar el ataque de su amigo.
Con los ojos abiertos, sorprendida aún por la herida, retrocedió rápidamente al sentir el grito de alerta de Taiyou.
- ¡¿Chiai?! -inquirió él, con una mueca de profunda preocupación.
Ella solo reposó en el suelo, presionando su herida con una expresión de dolor. Parpadeo un par de veces, y miró a Satoru con frustración.
-Escucháme, Taiyou. Debemos darle la posición ahora. Yo probablemente ya he sido infectada -apretó los labios- Así que terminaré el trabajo. Si llego a transformarme, no dudes en matarme. Prométemelo.
El silencio que se instauró solo fue interrumpido por los gruñidos de Taiyou.
- Prométemelo... por favor. -volvió a insistir.
Pero Taiyou no respondía. La espiral sizeó con furia.
- ¡Prométemelo, Taiyou!
- ¡No puedo! -exclamó por fin, saliendo de su silencio.
- ¿Qué? ¡¿Por qué?! Taiyou, esto en serio...
- Yo también voy en serio, Chiai. Dame la posición, yo me haré cargo.
- Ni se te ocurra... -respondió de inmediato, poniéndose en una posición defensiva.
- Ya es muy tarde para eso -sonrió él.
Esa sonrisa dejó helada a la espiral. Sabía que Taiyou ya había tomado una desición,y no había nada que lo haría cambiar de opinión.
Claro, que nunca había tenido que enfrentarse a unos de los suyos. Esto era diferente, pero esperaba nunca más tener que hacerlo en su vida.
Satoru era tan rápido, que a la espiral, con todo el cansancio encima, le costaba seguir su ritmo. Esquivaba los golpes, observando, tratando de detectar un patrón, una señal, algo que le indicará por donde empezar. No tardó en encontrar una respuesta: las vendas desarregladas del imperial.
Su mente hizo click, y en tan solo un momento armó un simple plan. Sonrió con un deje de tristeza: Las ideas buenas siempre venían a ella en instancias de desesperación.
- ¡Tengo una idea! -le gritó a Taiyou, quién observaba desde una prudente distancia lo que ocurría. No quería interferir, pero en caso de que hubiera una emergencia, estaba preparado para saltar.
-¿Cuál sería tú plan? -le preguntó, acercándose tan solo unos metros.
- Las vendas. Amarremoslo al bosque. -respondió de forma simple.
Taiyou sonrió ante la ocurrencia de Chiai.
- ¿Un caja llena de sorpresas, no? -preguntó ella ironía, sin alejar su vista del herido cuerpo de Satoru.
Esta vez, ella fue la primera en atacar. Tensó sus alas, preparada para saltar. Se impulsó a una velocidad que impresionó verdaremente Taiyou. A pesar de estar herida, no había perdido sus fuerzas para pelear.
El otro imperial, en cambio, estaba preparado para atacar de vuelta, mostrándo sus fauces en una mueca llena de ferocidad.
Pero Chiai no lo atacó, sino que cambió de dirección habilamente en el último momento, solo un poco más abajo. Tomó con gran presión una parte del vendaje, tirándo debido a su gran velocidad, el cuerpo del dragón más grande. Satoru gruñió, intentando liberarse de la espiral. Sin embargo, pronto Taiyou se unió con agilidad a ella. Entre los dos lo llevaron a una gran velocidad hacia el bosque de bambúes.
Amarraron las cintas lo mejor que pudieron, pero entre todo el revoltijo, Chiai no vió venir las garras de Satoru, que se clavaron en un su ala izquierda. Esta vez, no pudo esquivar el ataque de su amigo.
Con los ojos abiertos, sorprendida aún por la herida, retrocedió rápidamente al sentir el grito de alerta de Taiyou.
- ¡¿Chiai?! -inquirió él, con una mueca de profunda preocupación.
Ella solo reposó en el suelo, presionando su herida con una expresión de dolor. Parpadeo un par de veces, y miró a Satoru con frustración.
-Escucháme, Taiyou. Debemos darle la posición ahora. Yo probablemente ya he sido infectada -apretó los labios- Así que terminaré el trabajo. Si llego a transformarme, no dudes en matarme. Prométemelo.
El silencio que se instauró solo fue interrumpido por los gruñidos de Taiyou.
- Prométemelo... por favor. -volvió a insistir.
Pero Taiyou no respondía. La espiral sizeó con furia.
- ¡Prométemelo, Taiyou!
- ¡No puedo! -exclamó por fin, saliendo de su silencio.
- ¿Qué? ¡¿Por qué?! Taiyou, esto en serio...
- Yo también voy en serio, Chiai. Dame la posición, yo me haré cargo.
- Ni se te ocurra... -respondió de inmediato, poniéndose en una posición defensiva.
- Ya es muy tarde para eso -sonrió él.
Esa sonrisa dejó helada a la espiral. Sabía que Taiyou ya había tomado una desición,y no había nada que lo haría cambiar de opinión.
Sin ni siquiera darle tiempo para reaccionar. Taiyou le arrebató el frasco de las manos a la espiral.
Ella sabía lo que iba a hacer. De seguro iba a tratar de darle la poción a ella, pero no se lo permitiría de ninguna manera. No había hecho todo ese viaje para nada, debía salvar a Satoru.
Vanamente intentó recuperar el frasco envistiendo al imperial. Sin embargo, este la esquivó hábilmente mientras removía la tapa de la medicina.
- Taiyou...te lo suplico…- imploró Chiai, ya con sus últimas fuerzas.
- Lo lamento. Pero sé que esto es lo mejor…
Rápidamente, el imperial se dirigió a Satoru y le forzó a beber el contenido del frasco. Chiai sorprendida por su acción, suspiró aliviada al ver que había decidido salvar a su amigo. No obstante, Taiyou no era un dragón común y corriente como ya bien sabía, sino que todo lo que hacía era una sorpresa.
Una vez que Satoru bebió parte de la pócima, su mirada se normalizó. La espiral creyó que iba a llorar de felicidad y cuando estaba a punto de saltar a abrazarlo, en menos de un segundo Taiyou se abalanzó contra él, con la fuerza suficiente para dejarlo inconsciente.
Chiai quedo atónita.
- ¡¿Qué crees que haces idiota?!- exclamó indignada Chiai.
- No sea boba señorita presumida, lo que bebió solamente fue suficiente para que recuperara un poco la conciencia- suspiró el imperial señalando el frasco de medicina al cual aún le quedaba un poco en su interior.
- ¡¿Pero qué crees que haces?! ¡Debiste dársela toda!
- T-o-n-t-a… Esto que queda es para ti, ya que recién fuiste infectada será más efectivo si bebes un poco ahora. A él le di casi todo el frasco, lo cual sería suficiente como para tranquilizarlo un poco, pero no es seguro que funcione mucho tiempo, por lo tanto, lo deje inconsciente para lográramos llevarlo fácilmente hasta tu aldea. Así podremos conseguir más poción para él y para ti, ya que por lo visto no es muy tarde para salvarlo…
La espiral no pudo contradecir a Taiyou por más que hubiera querido. Era un buen razonamiento para aquella situación desesperada. Le había dado primero la medicina a Satoru para comprobar si hacia efecto en él, sino no era de ese modo la habría forzado a beberlo todo y así curarla completamente. Pero al ver que aún había posibilidades de salvarlo, prefirió ayudar a ambos. Una idea arriesgadamente brillante.
- ¿Y cómo sabes que esto va a funcionar?- Preguntó la espiral tras tomarse la poción.
- Por intuición- sonrió el imperial con su característica arrogancia- No subestimes las capacidades de un holgazán profesional, te sorprenderías al ver de que somos capaces.
Chiai se rio ante el absurdo comentario.
- Además…si te hubiera forzado a beber todo el frasco habrías estado triste y te culparías por el resto de tu vida. Por otro lado, tampoco quería ver cómo te convertías en lo mismo que Satoru…
La espiral observó sorprendida al imperial.
¿Cómo era posible que él siempre pudiera salvarla? Sacudió su cabeza avergonzada ante aquella idea.
- Iré a buscar a Nami, tu quédate con Satoru hasta que vuelva.
- Entendido señorita exploradora.
Ella sabía lo que iba a hacer. De seguro iba a tratar de darle la poción a ella, pero no se lo permitiría de ninguna manera. No había hecho todo ese viaje para nada, debía salvar a Satoru.
Vanamente intentó recuperar el frasco envistiendo al imperial. Sin embargo, este la esquivó hábilmente mientras removía la tapa de la medicina.
- Taiyou...te lo suplico…- imploró Chiai, ya con sus últimas fuerzas.
- Lo lamento. Pero sé que esto es lo mejor…
Rápidamente, el imperial se dirigió a Satoru y le forzó a beber el contenido del frasco. Chiai sorprendida por su acción, suspiró aliviada al ver que había decidido salvar a su amigo. No obstante, Taiyou no era un dragón común y corriente como ya bien sabía, sino que todo lo que hacía era una sorpresa.
Una vez que Satoru bebió parte de la pócima, su mirada se normalizó. La espiral creyó que iba a llorar de felicidad y cuando estaba a punto de saltar a abrazarlo, en menos de un segundo Taiyou se abalanzó contra él, con la fuerza suficiente para dejarlo inconsciente.
Chiai quedo atónita.
- ¡¿Qué crees que haces idiota?!- exclamó indignada Chiai.
- No sea boba señorita presumida, lo que bebió solamente fue suficiente para que recuperara un poco la conciencia- suspiró el imperial señalando el frasco de medicina al cual aún le quedaba un poco en su interior.
- ¡¿Pero qué crees que haces?! ¡Debiste dársela toda!
- T-o-n-t-a… Esto que queda es para ti, ya que recién fuiste infectada será más efectivo si bebes un poco ahora. A él le di casi todo el frasco, lo cual sería suficiente como para tranquilizarlo un poco, pero no es seguro que funcione mucho tiempo, por lo tanto, lo deje inconsciente para lográramos llevarlo fácilmente hasta tu aldea. Así podremos conseguir más poción para él y para ti, ya que por lo visto no es muy tarde para salvarlo…
La espiral no pudo contradecir a Taiyou por más que hubiera querido. Era un buen razonamiento para aquella situación desesperada. Le había dado primero la medicina a Satoru para comprobar si hacia efecto en él, sino no era de ese modo la habría forzado a beberlo todo y así curarla completamente. Pero al ver que aún había posibilidades de salvarlo, prefirió ayudar a ambos. Una idea arriesgadamente brillante.
- ¿Y cómo sabes que esto va a funcionar?- Preguntó la espiral tras tomarse la poción.
- Por intuición- sonrió el imperial con su característica arrogancia- No subestimes las capacidades de un holgazán profesional, te sorprenderías al ver de que somos capaces.
Chiai se rio ante el absurdo comentario.
- Además…si te hubiera forzado a beber todo el frasco habrías estado triste y te culparías por el resto de tu vida. Por otro lado, tampoco quería ver cómo te convertías en lo mismo que Satoru…
La espiral observó sorprendida al imperial.
¿Cómo era posible que él siempre pudiera salvarla? Sacudió su cabeza avergonzada ante aquella idea.
- Iré a buscar a Nami, tu quédate con Satoru hasta que vuelva.
- Entendido señorita exploradora.
Chiai se fue en busca de Nami, recorriendo varias veces la parte más cercana del bosque, sin resultado alguno. Volvió una media hora después, derrotada, y con los músculos agarradotados. El sentimiento de adrenalina ya se había ido de su cuerpo, por lo que ahora el cansancio se colaba en su cuerpo y hacía que varias veces no pudiera equilibrar bien su vuelo.
- ¿Nada?
Chiai negó con la cabeza automáticamente.
- Deberíamos partir luego si es que queremos que Satoru...
- Lo sé. No hay nada que podamos hacer por ahora. Solo espero que ella-
- Estará bien. Estoy seguro de que es un dragón inteligente, se habrá ocultado por ahí esperando que fuera más seguro salir.
- Eso espero.
Taiyou se acercó levemente a Chiai para envolver sus manos en las de ella. La espiral instintivamente dejó descanzar su cabeza en la de él, sintiendose un poco mejor en los próximos momentos.
- ¿Crees que debemos esperar a qué lleguen, o avanzamos hacia el sur para encontrarnos en el camino? -preguntó ella suavemente, en un susurro.
- Este lugar no es muy seguro, armemos una red con bambúes y llevemos a Satoru entre los dos. Volemos al menos unas dos horas, para ese entonces podríamos encontrar algún lugar donde descanzar, ¿no?
- Con Satoru en ese estado, lo veo un poco complicado. Pero tienes razón, es mejor seguir avanzando.
- ¿Estás segura que puedes volar? Tú ala se ve bastante mal.
- Duele... Pero puedo aguantar un poco más -aifrmó, levantando levemente la cabeza.
Taiyou soltó una pequeña risa.
- Parece que si eras mucho más fuerte de lo que yo creía, Chiai -confesó, acercando su cara de forma ligera hacia ella. Su boca rozó su mejilla, y Chiai pudo sentir como su estómago se revolvía.
- No digas tonterías - replicó, tratando de restarle importancia.
- Pero esa es mi especialidad - fue lo que dijo Taiyou, antes de que la visión de la espiral se nublara, y su mente se fuera en blanco.
- ¿Nada?
Chiai negó con la cabeza automáticamente.
- Deberíamos partir luego si es que queremos que Satoru...
- Lo sé. No hay nada que podamos hacer por ahora. Solo espero que ella-
- Estará bien. Estoy seguro de que es un dragón inteligente, se habrá ocultado por ahí esperando que fuera más seguro salir.
- Eso espero.
Taiyou se acercó levemente a Chiai para envolver sus manos en las de ella. La espiral instintivamente dejó descanzar su cabeza en la de él, sintiendose un poco mejor en los próximos momentos.
- ¿Crees que debemos esperar a qué lleguen, o avanzamos hacia el sur para encontrarnos en el camino? -preguntó ella suavemente, en un susurro.
- Este lugar no es muy seguro, armemos una red con bambúes y llevemos a Satoru entre los dos. Volemos al menos unas dos horas, para ese entonces podríamos encontrar algún lugar donde descanzar, ¿no?
- Con Satoru en ese estado, lo veo un poco complicado. Pero tienes razón, es mejor seguir avanzando.
- ¿Estás segura que puedes volar? Tú ala se ve bastante mal.
- Duele... Pero puedo aguantar un poco más -aifrmó, levantando levemente la cabeza.
Taiyou soltó una pequeña risa.
- Parece que si eras mucho más fuerte de lo que yo creía, Chiai -confesó, acercando su cara de forma ligera hacia ella. Su boca rozó su mejilla, y Chiai pudo sentir como su estómago se revolvía.
- No digas tonterías - replicó, tratando de restarle importancia.
- Pero esa es mi especialidad - fue lo que dijo Taiyou, antes de que la visión de la espiral se nublara, y su mente se fuera en blanco.
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